Manobeto
En un partido laborioso pero disparatado, pero gustos son gustos y a lo mejor usted tiene otros, lo que si es que acerté, pues consideré que la velocidad de los jugadores del Pachuca sería letal para el América y así fue, un Ventura Alvarado que me sigo preguntando quién es su “promotor” pues este joven ha tenido infinidad de oportunidades mismas que nos han demostrado que no está a la altura de un equipo con la jerarquía de las Águilas.
En otro partido que me tocó observar fue un choque de estilos, el atrevimiento del Monterrey contra la mezquindad del Atlas, la creatividad contra la destrucción; el futbol total contra el futbol mutilado de un equipo rojinegro hecho a base de “promotores” como atinadamente lo comentó mi hijo Eugenio.
Reconozco la generosidad en el esfuerzo de Rogelio Funes Mori, Dorlan Pabón, Edwin Cardona y los suyos, pero doblo la admiración por los Rayados y su búsqueda constante de las variantes que intenta; tuvo la iniciativa de la pelota durante todo el partido; enhorabuena por el “Turco” Mohamed y sus Rayados.
Otro ejemplo de futbol lo tuvimos esta semana en el equipo León, que está completando un recorrido impecable en este incipiente torneo, un equipo contundente, buena organización y afán atacante, medido desde la eficacia es irreprochable, medido desde la solidez de su juego es indiscutible, medido desde la solvencia individual es deslumbrante pero….
Siempre hay un pero, un sin embargo, un reparo que, en el caso del León está relacionado con la inconsistencia de nuestro futbol, una jornada brillan los equipos y la siguiente semana son plena oscuridad.
Los resultados, el dinero y la nacionalidad son fundamentales para la supervivencia del futbol mexicano, pero partidos como el que brindaron León y Cruz Azul son buenos para el aficionado.
Espero y aspiro que dejen trabajar a mi muy estimado amigo Alberto De La Torre, pues el Atlas lo necesita como Manobeto necesita del Atlas, un equipo que requiere encontrar un estilo definitorio, que debe buscar la plenitud estética que se han empeñado en borrarla con tanto jugador sin identidad hacia los colores y lo más grave de todo es que la calidad ofrecida ofende al aficionado, al cual resulta muy difícil de engañar.
No me queda duda que se viene los tiempos de los discursos de tribuna poco creíbles de que se llegará a la siguiente “costa”…. o ¿Será Costas el que no llegue?
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