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Las consecuencias del exceso de amor

“Todo lo que necesitas es amor”, ya decían los Beatles. Esto es cierto sólo en parte. Porque si bien es verdad que tanto las personas como los objetos sí necesitan cariño, hasta para ello hay un límite. En las relaciones personales puede provocar problemas como quitar el espacio vital a la persona amada o mal acostumbrar a un hijo o nieto al darles todo lo que quieren, haciendo que más tarde no sepa lidiar con las frustraciones que la vida se encarga de ponernos en el camino. Pero puede pasar también con los autos, generando de igual manera problemas mayores o menores.

Es natural que cuando amamos a alguien o algo, queramos dar presentes; cubrirlos de cosas que demuestren nuestro afecto. Con los automóviles una de las frecuentes acciones que toman los propietarios enamorados de sus autos es cambiar el aceite con demasiada frecuencia. El raciocinio es que el aceite nuevo es mejor y dejará el motor con una lubricación perfecta. Por esto muchos tienen la costumbre de cambiar el aceite del motor a cada cinco mil kilómetros, incluso cuando el fabricante del auto dice claramente que ese cambio debe hacerse, digamos, a los 15 mil kilómetros. Muchos piensan que si el aceite dura 15 mil, cambiarlo a los 5 va a mejorar su funcionamiento pero esto no es correcto. De hecho puede hacer daño. Teorías dicen que la volatilidad del aceite puede ser peligrosa. Esa volatilidad es mayor problema durante los primeros tres mil kilómetros de la vida del aceite, que sólo entonces se encontrará en su etapa de funcionamiento adecuado. La evaporación del aceite pasa por el sistema de ventilación del cigüeñal y contamina las paredes de las válvulas de admisión. A la larga esto reduce el octanaje del combustible, influyendo en el tiempo de detonación.

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Tampoco es correcto pensar que si el aceite está oscuro ya está mal. Si se ve negro el aceite esto sólo significa que está haciendo su trabajo de limpiar y absorber las impurezas del motor. Si el aceite está contaminado por algo, lo que hay que cambiar es el filtro. >

Pero aún imaginando o explicando que esa teoría no es correcta, cambiar el aceite con mayor frecuencia de la recomendada es por lo menos tirar dinero sin obtener beneficio.

Dinero a la basura >

Otro “regalo” que a muchos les gusta dar a su coche es ponerle una gasolina más cara. En México sólo tenemos Magna, de 87 octanos y Premium, de 91. Bajo la creencia de que lo más caro es mejor, muchos quieren consentir sus autos con una gasolina de mayor “calidad”, lo que es absolutamente innecesario. Cada motor está diseñado para funcionar con una gasolina con determinado número de octanos. El mayor número quiere decir que la gasolina es capaz de resistir mayor presión de los cilindros en las cámaras de combustión sin detonar antes de que llegue la chispa de la bujía. Esa mayor resistencia es, en muchos casos, innecesaria. Hay los que piensan que una mejor gasolina produce mejor desempeño. En algunos casos es cierto, pero aún en estos la diferencia es tan pequeña que resulta imperceptible para la gran mayoría de los pilotos. Lo mismo es válido para la economía de combustible. Una gasolina más cara no necesariamente significa que el auto puede recorrer más kilómetros.

Los cuidados también puede ser excesivos en otras formas. Una de ellas es al tratar la pintura. Encerar el auto es una práctica común y recomendable, siempre y cuando no haya excesos y se use el producto adecuado. Una cera no abrasiva, que de preferencia contenga un elemento natural como la carnauba, debe aplicarse tres o cuatro veces por año. El pulido sólo cuando la pintura muestre una clara pérdida de brillo, lo que si se encera con la frecuencia adecuada, no debe ocurrir. >

Por último pero no menos importante, están los accesorios. Estos deben tener un límite basado en la capacidad del auto de soportarlos —sea por peso o por diseño— y del dueño de pagarlos. Claro, también el buen gusto marca un límite para la cantidad de accesorios considerada correcta, pero ésta ya es una cuestión personal.

En pocas palabras, sí, un auto bien tratado va a durar más y darnos mejor servicio, pero como en todo, el exceso puede hacer más daño que bien.
 

 

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