Lamentable, muy lamentable
Sin duda alguna vivimos tiempos difíciles y diferentes a los que nos había tocado vivir a quienes hoy somos considerados adultos mayores. Se puede decir que los avances alcanzados en materia tecnológica, médica, científica, democrática y libertaria son de gran calibre, sin embargo, todos ellos parecen desvanecerse ante la notoria deshumanización que se padece en todo el mundo, lo cual es muy lamentable.
Si bien es cierto que los acontecimientos reportados en las noticias de las últimas semanas no son del todo nuevos, el volumen y frecuencia de los mismos puede considerarse como alarmante, y podríamos empezar por el zafarrancho provocado por las barras de los clubes Atlas y Guadalajara, en donde pudimos ver (gracias a la “magia” de la televisión y los videos de celulares ), la saña con que un grupo de “seres humanos” golpeaba a otro de manera furiosa e inmisericorde.
Ya antes habíamos conocido de los “trabajos” realizados por los criminales organizados, los cuales son conocidos como “pozoles” —que prefiero no describir—; luego siguieron los bloqueos; las “pilas” de cadáveres dejados en una camioneta; las llamadas narco-fosas.
Los disturbios callejeros iniciados como marchas de protesta que terminan en saqueos y pinta de fachadas, incluso de edificios históricos, mismos que en no pocas ocasiones obligan a la Policía a salir corriendo, pues dicen que los “protocolos” y los “derechos humanos” prohíben que la fuerza pública accione en contra de quienes no solo perturban el orden, sino que además roban y causan daños a personas y bienes públicos y privados.
Y como si se tratara de un guión cinematográfico, luego siguieron los llamados “levantones” en diferentes puntos de la geografía del país, hasta que una parte de la población decidió armarse y auto-defenderse ante la incapacidad manifiesta de las “autoridades” responsables de resguardar el orden y la paz social.
El “revolucionario” punto de vista de Vicente Fox —dejar ser, dejar hacer— permitió que cuanta organización criminal quisiera, sentara sus bases en nuestro país, lo que sin duda alguna le heredo una gran carga a Felipe Calderón, y éste a su vez a Enrique Peña Nieto, pues luego de 12 años perdidos, será más difícil recuperar el orden, pero es también una obligación del Estado.
El espacio nos obliga a cerrar con los acontecimientos de Iguala, el asesinato de inocentes y levantón de 43 estudiantes desaparecidos luego de más de un mes, lo que ha ocasionado malestar nacional e internacional.
El secuestro de siete atletas, que afortunadamente ya fueron recuperados con vida y sanos y salvos.
El operativo antipiratería en el mercado de San Juan de Dios, que terminó con un enfrentamiento con las policías (de los tres niveles de Gobierno), en donde la turba quemó vehículos y saqueo una tienda de conveniencia… y todo a plena luz del día.