Ideas

Lagrimita y Alfaro

¿Qué interés puede tener un candidato, el que sea, en hablar con Lagrimita?; ¿Por qué Enrique Alfaro habría recurrido al villano favorito del momento, Octavio Pérez Pozos, para contactar a un payaso por demás conocido?; ¿Por qué al único que ataca Lagrimita en su campaña es a Enrique Alfaro?; ¿Por qué la insistencia de Lagrimita, por twitter y mostrando una serie de pantallas de whatsapp que no prueban nada, que Pérez Pozos trabaja para Alfaro? Finalmente, ¿qué otra cosa ha propuesto Lagrimita que no sea atacar al candidato de MC?

Lagrimita y Costel tienen todo el derecho a contender por una candidatura, tal como los hacen otros. Pero, como hemos comentado en otra ocasión, la candidatura de Lagrimita no pretende hacer una parodia de la política, lo cual sería muy válido. Más bien se trata de un candidato, el señor Guillermo Cienfuegos, que se oculta tras una máscara de payaso para enturbiar y golpear políticamente a un candidato en específico. Lagrimita metido a político es inconsistente, poco creativo y alejado de su propia personalidad de payaso. Hasta ahora no hemos visto a un candidato mínimamente divertido o que se ría de la política, hemos visto sólo a un personaje golpeador, irritable y sin sentido del humor. No tengo elementos para decir que está contratado, pero sí para decir que actúa como tal. Lagrimita es el payaso favorito del gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, quien lo ha contratado consistentemente desde 2003, y Eruviel ha apoyado fuertemente a los candidatos del PRI Jalisco en las últimas elecciones. Como dato curioso, usa para su campaña, supongo que sin permiso, el logo oficial del Ayuntamiento de Guadalajara.

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El señor Cienfuegos ha demostrado una y otra vez que no tiene idea ni le importan las reglas de la candidatura, no sabe cuántas firmas necesita ni mucho menos cuál es su tope de campaña. Él sólo obedece a un guión dictado desde alguna oficina sin preocuparse por nada más. Sólo la renta de la “casa de campaña” y la contratación de jóvenes para conseguir firmas sobrepasan los gastos estipulados por el Instituto Nacional Electoral (INE), y hasta ahora nadie ha puesto un alto a su candidatura. >

La participación de Guillermo Cienfuegos en el proceso electoral es por demás burda. Su chamba es golpear a un candidato, Enrique Alfaro, y provocar la abstención generando la percepción de que no vale la pena votar. Más allá del logro o no de las firmas, el INE tendrá que revisar los topes de campaña y sobre todo el origen de los recursos antes de registrar una candidatura como ésta. En la guerra, el amor y la política todo se vale, argumentarán algunos, pero para eso hay árbitro (y muy caro).

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