Lagrimita a la alcaldía
Si usted leyó mi artículo de la semana pasada quizá considere que el que suscribe tiene acceso a información privilegiada de los círculos de poder o que de alguna forma goza del inside scoop de la grilla local. La verdad es que escribí que quería como regalo de navidad, entre otras cosas, que Lagrimita – o Lagritaka en su defecto – compitieran por algún cargo de elección popular nada más por mamar.
Así, cual fue mi sorpresa cuando un par de amigos me compartieron por redes sociales el hecho de que el mítico payaso del barrio de Oblatos – escribo esto sin saber de dónde sea oriundo el ahora pre candidato – decidió dejarse de payasadas y lanzarse junto con su fiel escudero Costel, a la lucha por la alcaldía de la segunda ciudad más poblada del país.
Sin embargo, para todos los efectos legales, yo soy alguna especie de vidente político y, si usted es grillo, puedo darle valiosa información a cambio de unos módicos honorarios.
Lo que sí es que aquello de las mamucadas en elecciones no es algo nuevo. Ya había ocurrido anteriormente con la postulación del perro Fidel, quien luego se supo, al perder la elección, montó una escenita en su casa de campaña con los supuestos implementos del fraude electoral. Por ello, no nos debió tomar tan a traspié que el señor Cienfuegos - ¿será pariente de Camilo? – haya decidido hacer el cambio por su mismo bajo el slogan “Los payasos son ellos”.
Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Nosotros tenemos que entender que, al igual que cierto personaje de la alta política, a Lagrimita lo ha estado cobijando el monopolio televisivo, quien presumimos fue quien construyó su carrera política, formando una falsa pantalla de éxitos para crear en la perrada una imagen implantada a través de muchísimos spots y de horas y horas de film del programa “Lalo y Lagrimita” que evidentemente orquestaron desde la mafia en el poder.
Así, para que no me lo agarren distraído y termine colaborando con los poderes fácticos, le advierto de los siguientes trucos mediáticos que sin duda veremos por parte del pre candidato una vez que arranquen los tiempos electorales:
i. Despensas de Protal. Si usted creyó que lo de Monex y Soriana estuvo bien orquestado, prepárese para ver el infierno mismo. Y es que es bastante previsible que, tal como acontecía en el programa, la gente termine entregando su dignidad por una lata – presentación de 1 kg – de chocolate dietético.
Eso sí, no se vaya a hacer menso creyendo que solo va a cobrar su Protal y ya estuvo. Tendrá que tomar una foto de la boleta electoral con el nombre de Lagrimita cruzado y sin haber cometido error alguno que la anule porque luego así se pierden las sillas.
ii. Llanto. ¿Se acuerda que Lagrimita no aguantaba mucha carreta? ¿Se acuerda que Lagritaka lloró cada competencia en que Lalo le hizo trampa? Pues bueno, al igual que hacen muchas mujeres el precandidato conoce el poder que tienen las lágrimas en la psique del pueblo. Así, el recurso de la lágrima de cocodrilo es de esperarse cuando los candidatos tengan un debate y se meta en un problema que no pueda resolverse con argumentos.
Al final de cuentas da igual pues los debates de política local no los ve nadie, para muestra vea cuánta gente vio el stream del debate pasado a gobernador, así que a otro lado con tus lágrimas payaso.
iii. Menosprecio de los topes de campaña. Después de los derroches de la anterior elección mucha gente creerá que es más que necesario que se fije un tope a las campañas, sin embargo, por grande que sea la cantidad que usted le pueda decir al señor Cienfuegos, seguramente solo tendrá por respuesta un “¡Que barato!”.
iv. Cosificación de la mujer. Las feministas posiblemente intenten descarrilar el proyecto político del señor Lagrimita pues argumentarán, no sin razón, que es un truco barato que, en los mítines, el payaso se encuentre rodeado de las Urracas Parlanchinas entangadas y sin derecho ni a voz ni a voto, pero eso sí, objeto del frote de Lalo y Lagrimita.
v. Bailables. Como punto más fuerte de la campaña encontramos la posibilidad que tiene el candidato así como Costel de armar un bailable y con ello acabar con la competencia, pues es de todos sabido que tanto Villanueva, como Petersen y Alfaro son muy, muy troncos y jamás podrían rumbear al ritmo de “En mi Pancita”.
Les deseo a todos que tengan un muy buen año 2015.