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La toma de Oaxaca

La toma de Oaxaca fue una de las grandes hazañas de José María Morelos que, estando en Tehuacán, Puebla, vio la oportunidad de quitarle esa plaza al enemigo. Bajó a Etla y desde ahí diseñó su estrategia para tomar la capital del Estado un 25 de noviembre de 1812. El objetivo fue no sólo controlar este punto fundamental en la geografía del país, sino desmoralizar a las tropas realistas que sufrieron ahí su primera gran derrota.

Toda proporción guardada, el Gobierno federal ha decidido lanzar su ofensiva contra los maestros disidentes en la misma Oaxaca. No sólo es importante por lo que es esta plaza para la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sino porque en términos simbólicos tomar Oaxaca significa tomar el control de la educación en el Estado donde los maestros disidentes han mostrado mayor poderío.

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La decisión tiene varias lecturas. Una por supuesto es dar un golpe efectista en medio de la crisis política del Gobierno federal (fuga del “Chapo” y abuso de fuerza por las fuerzas armadas en Zacatecas y Michoacán), lo cual sin dejar de ser cierto me parece demasiado simplista. Si lo que busca el gobierno es aplausos sin duda los va a tener, pero sólo por unos días, pues pegarle al avispero del magisterio oaxaqueño no es cosa menor. El tema es más profundo y complejo. >

Sin negar el daño que la CNTE ha hecho a la educación en Oaxaca (hasta ayer la tenía literalmente secuestrada) existe una tendencia a pintar una caricatura grotesca de esta organización popular que, más allá de estar o no de acuerdo con sus fines y sus métodos, articula una gran parte de los movimientos sociales de esa Entidad. Alrededor de la CNTE Sección 22 están desde la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la famosa APPO, que tomó la ciudad por varias semanas en 2006, hasta grupos guerrilleros vinculados al EPR (Ejército Popular Revolucionario) pasando por grupos de choque, compuestos no sólo por maestros sino también comerciantes, taxistas, campesinos y colonos, agrupados en la UTE (Unión de Trabajadores por la Educación) y en el FPR (Frente Popular Revolucionario). Entre ambos se estima que tiene al menos tres mil miembros activos entrenados para el enfrentamiento.

Todo esto no es nuevo: los vínculos con la guerrilla vienen desde los años ochenta, y los grupos de choque han sido históricamente financiados con recursos del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO). Lo saben y lo sabían las agencias de inteligencia de Estado y ha sido tolerado por los gobiernos estatales y federales priistas, panistas y perredistas. >

Desaparecer el IEEPO es un primer paso importantísimo para tomar el control del servicio educativo de Oaxaca y para aplicar la reforma educativa en los estados donde ha habido mayor oposición. Pero es el primer paso de un largo y complicado camino. Cuando Morelos tomó Oaxaca faltaban aún nueve años y mucha sangre para lograr la Independencia. Esperemos que la reforma educativa se logre en menos tiempo y sobre todo sin víctimas, pero difícilmente será así.

Si lo que busca el gobierno es aplausos sin duda los va a tener, pero sólo por unos días >

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