Ideas
La catedral de Monterrey
Apreciamos la fachada lateral Sur, que nos mostró una puerta con marco en medio punto, en su clave hay una corona real con adornos, unas columnas aledañas con decoración ondulada hacen atractiva a la puerta, a la derecha vimos un racimo de uvas y arriba del tablero, tres flores. El friso fue embellecido por cuatro pelícanos entre plantas. El segundo cuerpo, con cuatro medias columnas, sus basas con hojas, al igual que sus capiteles, donde lucen unos ángeles con palmas. Tres nichos conchiformes animan las entrecalles, arriba un escudo papal y un rostro con barbas entre flores. Sobre el remate posa una cruz y a cada costado seis pináculos escalonados. Le sigue la sacristía, que conserva pinturas coloniales y cómodas añosas con elaborados ornamentos. La fachada lateral Norte, con puerta en arco de medio punto, el segundo cuerpo con medallones entre medias columnas, el vano fue rematado por un frontón de arco rebajado, en la cresta se puso una cruz y una almena por costado. Continúa, el Sagrario, su puerta con marco en arco de medio punto, arriba, una ventana vertical flanqueada por almenas y rematada por un semicírculo en relieve, sobre la cornisa, a los extremos y al centro hay volutas, las centrales de mayores dimensiones y con cruz. Entramos emocionados por uno de los quicios de la puerta principal, la planta arquitectónica es en cruz latina y comprende tres naves, divididas por gruesas arcadas en medio punto, la nave principal fue cubierta con bóvedas por nervaduras, donde cuelgan vistosos candiles, ventanas verticales iluminan el recinto, la nave transversal tiene el mismo claro que la nave central, los arcos torales con bonitas pechinas y sobre el simborrio, descansa un tambor octagonal, con un vano por cara, ocho gajos forman la bizarra cúpula con linterna y veleta. Luego de observar los detalles arquitectónicos, admiramos los expresivos murales que ostentan las tapias y el ábside. Martín Tritschler Schwieur, dejó la Selva Negra para residir en San Andrés Chalchicomula, Puebla, donde se casó con Rosa María de Córdova, en 1878, tuvieron a su octavo retoño, Guillermo. El vicario de Puebla, Ramón Ibarra, por indicaciones del sacerdote Prisciliano de Córdova, llevó a Roma a sus sobrinos, Guillermo de 10 años y a Luis de 14, para que ingresaran al Colegio Pío Latino Americano. Luego de 14 años, Guillermo regresó a Puebla con cuatro doctorados, en 1904 lo ordenó su hermano Martín, en la capilla del palacio episcopal. Para 1941, el papa Pío XII lo escogió para encabezar el arzobispado de Monterrey, su bagaje cultural lo afloró en la catedral, al año siguiente mandó quitar el altar de mármol para embellecer el espacio con un fabuloso mural, para ello invitó al pintor duranguense Ángel Zárraga Argüelles (1886-1946), aparte de crear atractivas formas a base de trazos y pinceladas, le apasionaba la poesía, le atrajo el viejo mundo, y no dudó en irse a España, fue alumno de Sorolla en Madrid, de 1906 a 1908 ventiló sus días en Toledo, luego se fue a Florencia por un tiempo, y posteriormente se estableció en París por unos lustros, donde enriqueció espacios con sus fantásticas obras; realizó bastantes insólitos retratos y algunos frescos en el castillo de Vertcoeur y en la cripta de Suresnes, adornos en la Legación Mexicana en París y en la capilla de la Ciudad Universitaria. Respecto a su legado poético, público: Oda a Francia y Tres poemas, entre otros. El creativo mago de los pinceles expresó cautivadoras formas en la señorial catedral, en la bóveda, las ocho bienaventuranzas, dos en cada gajo, con las sentencias evangélicas en filacterias. En el ábside dominó “la glorificación de la Virgen bajo el Misterio de la Trinidad”. En la cima del mural vimos a los tres Dioses, Dios Padre con la corona de espinas, Jesucristo extendiendo las manos para recibirla, abajo, los ángeles con la biblia, la paloma entre rayos dorados, debajo, un ángel con un cáliz y una hostia, San Gabriel con una guirnalda, la Virgen un tanto inclinada, en lontananza, el Cerro de la Silla, cobrando identidad regiomontana el misterio. Sobre la parte inferior se plasmó Santa Ana con un pliego, abajo y a la derecha, leímos: “Ángel Zárraga, mexicano, 1942-1943”. Sobre las bardas laterales manifestó la evangelización de Nuevo León, añadiendo episodios de la vida de Jesús, en el muro sur representó la resurrección, la boda de Canaán, y la multiplicación de los panes y peces, sobre el muro norte, la Piedad, y la venerada Virgen del Roble. A Cristina le agradó el fraile sosteniendo a Jesucristo, pinceladas francas, emotivas, balanceadas y armonizadas. El arzobispo falleció en 1952, sus restos descansan en la cripta de la iglesia episcopal, la catedral, su nombre deriva de “cátedra” o silla del obispo. Vimos un circulo incrustado en el piso, con una corona y al rededor una inscripción: “Catedral Metropolitana de Monterrey 1626-1791-1889”. Cabe evocar al arquitecto José Sorola, quien aportó sus conocimientos a la preciosa edificación. Al sur del templo miramos el elegante edificio curial, que ostenta el archivo parroquial del arzobispado.