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Jaque a la reina del lopezobradorismo

Hace justo dos semanas me quedé con la espinita clavada de si había yo exagerado al titular mi colaboración Una inesperada división en el equipo de AMLO. La palabra “división”, de entrada, me sonó muy fuerte para lo que expuse en la columna:  Que Claudia Sheinbaum y Evelyn Daniel, dos de las más relevantes colaboradoras de Andrés Manuel López Obrador, ambas de ascendencia judía, se habían quejado de que era racista antijudío Alfredo Jalife-Rahme, el consejero en temas internacionales del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, de AMLO).

“División… división”, me quedé cavilando. Es habitual que se peleen públicamente los perredistas, pero los lopezobradoristas no suelen tocarse. Eso me resultaba noticioso: un reclamo de ellas en contra de Jalife por su conducta, una petición para que Andrés Manuel detuviera su actitud discriminatoria… no sé si calificaba como “división”.

La misma tarde de la publicación llegó a El Universal una carta de Jalife-Rahme que resolvió la duda: no es división, lo que él trae es una guerra abierta contra Sheinbaum quien es, sin duda, la mujer más importante del movimiento de López Obrador desde una década.

Alfredo Jalife-Rahme circuló a través de Twitter dicha misiva en la que acusa: “La controvertida Claudia Sheinbaum, responsable del segundo piso (del Periférico del DF) sobre el que hasta la fecha no existe transparencia contable”. Con ello salpica hasta al propio Andrés Manuel por la obra más relevante de su currículum político.

Jalife agrega en el escrito que Televisa exhibió “la cleptomanía de Carlos Ímaz”, esposo de Sheinbaum, quien apareció en un videoescándalo con el empresario Carlos Ahumada. Además, en redes sociales animó a  divulgar por qué ella es “una aviadora de la UNAM”.

En la misma carta, Jalife se lanza contra otro de los cercanos a López Obrador, el legislador y economista Mario Di Constanzo. Dice: “No es leal ni forma parte del Consejo Consultivo de Morena” (el diputado en su  web destaca que sí lo es) y lo acusa de apoyar a Luis Videgaray, brazo derecho de Peña Nieto.

Jalife redactó la carta —con errores de sintaxis que extrañan en un académico— intentando responder a lo expuesto en esta columna, en donde se revelaron también las acusaciones que pesan en su contra por racismo contra los judíos en un expediente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.

Los directivos de El Universal hicieron saber a Jalife que su texto “no responde a lo comentado por el columnista” y que “tal y como está redactado no lo asumimos como una réplica sino como una respuesta general llena de adjetivos y algunas alusiones cercanas al racismo que nos parecen inaceptables”.

Ignoro si tras estos nuevos ataques de Jalife en contra de tan íntimos colaboradores el excandidato presidencial del Movimiento Progresista tomó alguna medida.

SACIAMORBOS

La candidata, de vacaciones diferentes: un castillo de Escocia del que se desprendió a Londres para ver el partido en que México ganó la medalla de oro.

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