Infidelidad y “table dance”
“¡Te fuiste a ver mujeres desnudas con tus amigotes!”, sentencia con irritación y en tono agresivo la esposa. “Esto es el colmo”, agrega con enfado y humillación. “Una vez más me entero de que prefieres a otras mujeres que a mí. Eso ya no lo puedo tolerar. ¡Hasta aquí llegamos! Es inadmisible, es una auténtica infidelidad, pues además quién sabe qué otras cochinadas hiciste con ellas”, termina con determinación y llanto.
Es el drama de muchas parejas que viven la desilusión de descubrir a sus esposos o novios, que andan de turistas en los diversos centros nocturnos, teniendo como espectáculo central, ver guapas mujeres encueradas y además disponibles para otro tipo de servicios sexuales.
Desde luego que hay frustración y mucho dolor, al descubrir que es una realidad masculina. A los hombres les gusta ir a esos lugares, no se puede negar, pero también en el fondo se sabe que es algo muy mal visto por las propias esposas. Por lo que, cuando se hace, se tiene que ocultar, porque son muy pocas las que lo llegan a tolerar. Y sobre todo a perdonar.
En una ocasión conocí a una esposa atormentada y decidida a terminar con su matrimonio, cuando descubrió a su marido masturbándose frente a imágenes pornográficas de su computadora.
¿Qué hay de infidelidad en un acto así?, se preguntaba el esposo con azoro. Ella, con verdadero dolor en el corazón, le contestó: “Pues todo, yo no soy ni importante ni suficiente para excitarte, necesitas de otras y eso me ofende profundamente”.
A muchas mujeres les duele más la mentira y el engaño que los celos, a otras por supuesto que ambas y a lo mejor peor la última.
La mayoría de las mujeres no soporta ser plato de segunda mesa, ponerlas en un plano secundario les daña su autoestima y dignidad, y eso las hace enojar mucho.
Realmente hay muy poca sensibilidad masculina, para comprender por qué los table dance son una constante amenaza para las parejas. Es que no es sólo el tema de ver mujeres desnudas, sino ponerse de modo para querer algo más que ver, demostrando que la propia mujer no es lo suficientemente atractiva o deseable, como si los son las monumentales bailarinas y sexo servidoras. Las mujeres entienden mejor el tema de la vanidad y la rivalidad.
Lo que para el hombre es un momento de diversión y esparcimiento, para la pareja es una página muy dolorosa de su historia. A los hombres se nos olvida al día siguiente, a ellas se les queda grabado para siempre.
Los celos hacen un trabajo especial y la moral coopera para que, en la mente femenina, se convierta en una megaofensa de complicado y difícil perdón.
Y sin embargo, hay muchos centros nocturnos con bailarinas: ¿será que la mayoría de los hombres son muy discretos y las mujeres se hacen de la vista gorda o simplemente no quieren saber nada y se cubren de inocencia y candidez?
¿Usted qué opina?
La mayoría de las mujeres no soporta ser plato de segunda mesa; ponerlas en un plano secundario les daña su autoestima y dignidad, y eso las hace
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