Ideas

Esa parafernalia de “la política mexicana”

Tiempo de elecciones en donde en principio se ha de establecer el nuevo rumbo del futuro inmediato de México, que a pesar de lo que se diga es incierto y bastante problemático por el  deterioro de sus políticas públicas, que ha ocasionado un gran caos político en donde prevalece la confusión a la par que la indiferencia de importantes sectores de la población.  Aunque hay que reconocer que un sector de dicha sociedad ha dado pasos importantes en el proceso para constituir una verdadera sociedad civil, y una vez que ésta se consolide  seguramente estará en posibilidad de sustituir en parte importante al sistema de partidos, que en términos generales, decíamos, ha sido superado, y eso se denota en el significado que tiene el paso de ciertos grupos de un partido de supuesta izquierda a otro diferente y viceversa.

Lo que incita la controversia es el llamado “operación chapulín”, es decir la acción de ciertos políticos de diversos niveles que por  conveniencia propia se pasan de un partido político a otro, y lo que resulta más grave es que dichos políticos arribistas,  conservan en la mayoría de los casos su misma ideología y lo único que llevan a cabo es convertirse en miembros activos de un partido diferente al suyo.  Prácticamente acción típica de “la política a la mexicana”, que además ha acumulado muchos giros y términos para explicar de mejor manera cómo y con qué propósitos se ejerce una actividad que a decir verdad es una de las acciones de mayor grado de abstracción que realiza la inteligencia humana, en pro de lograr un status de bienestar social y de mantener la coherencia en aquello que los griegos llaman “la polis”, simple y sencillamente porque el ser humano es social por antonomasia, y de ninguna manera podría subsistir de manera aislada.

Desde este punto de vista, “la política a la mexicana” es una verdadera parafernalia integrada por acciones que al delimitarlas parecen, en principio, insólitas, pero en realidad son consecuencia  de directa de cómo los mexicanos entendemos la política, de donde resulta un modelo tan enrevesado que resulta difícil para los mismos especialistas explicarlo a fin de encontrar una respuesta convincente de sus causas y propósitos.

Desde otro punto de vista, podríamos señalar que la política tal como se practica en nuestro medio, es la respuesta obvia de nuestra idiosincrasia, de nuestro carácter, y de la forma en que vemos y entendemos nuestra propia realidad, compleja, abstracta, ininteligible y que connotados especialistas en la materia han tratado de analizar y explicar.

De todo esto, surge y resurge un reto, una pregunta que aun no se le da respuesta con hechos y proyectos asequibles y coherentes: ¿Qué proyecto de nación queremos?  De donde se colige qué debe ser el cambio, los cambios, la revolución, la involución.

A todo lo anterior,  hay que precisar que consideramos que dialéctica o históricamente no se puede volver a situaciones pretéritas de autoritarismo y demás cuestiones superadas. Seguramente, pensamos, son los partidos políticos los que han sido rebasados por un cambio impetuoso, y en principio,  habría de la sociedad civil, debidamente  conformada, la que ocupara su sitial, en donde sus integrantes desde luego deberían conocer y sopesar qué es México, y qué modelo de país se requiere…

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