El pecado de omisión empresarial
El lunes de esta semana El Informador fue factor para que se generaran una serie de declaraciones respecto del Diagnóstico del Entorno de Negocios de Jalisco 2015, el cual fue elaborado por el Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con el apoyo del Consejo Económico y Social del Estado de Jalisco (Cesjal), el cual comprende el estudio de 400 empresas de nuestro estado, en temas como: contexto macroeconómico; características de las microempresas; inseguridad pública; mano de obra; ocupación y mercado laboral; trámites; cultura emprendedora; financiamiento; vínculos con mercados; producción e inversión.
Dicho estudio reveló que el 96% de las microempresas, que representan el 94.8% de las casi 300 mil empresas que operan en nuestro estado, no crecen, además de que en un horizonte de cinco años, sólo 1.2% de estas llega a escalar de micro a pequeña empresa. Las principales causas identificadas de esta terrible realidad fueron: los bajos niveles de producción e inversión; la prácticamente inexistente innovación; la falta de acceso a fuentes de financiamiento; y el escaso dinamismo de este tipo de empresas.
Pero, si lo señalado hasta este momento justifica plenamente la serie de declaraciones realizadas, creo que debería haber causado una mayor reacción las precisiones que en su momento realizó Mario Berrios, economista principal del Departamento de Empresas de la OIT, respecto del referido diagnóstico.
“Entre las principales características de las empresas jaliscienses se encuentran: la mortandad, el estancamiento y los altos niveles de informalidad con una tendencia al alza en la evasión de impuestos”.
“… el setenta por ciento de las empresas no piensan crecer, incluso un alto porcentaje de estas piensa cerrar o que van a desaparecer, lo cual es evidencia de la baja disposición o capacidad para vencer todos los obstáculos que implica el emprender”.
“…no se trata de enviarle al gobierno la pelota completa sino de que el sector privado asuma también su responsabilidad para avanzar y crecer”.
Todo esto, aunque mas deseable aun seria el que en lugar de declaraciones se ejecutaran acciones especificas que verdaderamente contribuyan a que un mayor numero de las microempresas jaliscienses escalen a pequeña empresa y, sobre todo, consoliden su permanencia en el mediano plazo.
>En el animo de contribuir para que pasemos del análisis y discusión a la acción, me permito hacer las siguientes consideraciones:
Para abonar a incrementar los niveles de producción e inversión en las microempresas, considero que es necesario que primero cada cadena productiva incremente la aplicación de recursos tanto en materia de producción como en lo relativo a inversión, además de que cada una de las empresas que conforman dichas cadenas productivas evalúen si se justifica el actual nivel de confianza que hoy tienen para hacer negocios. Esto, en la inteligencia que el nivel de inversión y producción es directamente proporcional a nuestro nivel de confianza, el cual, sin percibirlo llega a influir en el ambiente de microempresas que no tenemos en el “radar” pero que somos factor en su entorno de negocios y me refiero incluso a la cocina económica a la que pudiera ser el caso que acudan con cierta regularidad algunos de nuestros colaboradores.
Cómo podemos esperar que nuestras microempresas innoven si cerca del 80% de las pequeñas empresas no innovan e incluso más de la mitad de las empresas de tamaño medio tampoco lo hacen. Crecerá el número de las microempresas innovadoras en la medida que los procesos de innovación sean una práctica común en las empresas de mayor tamaño. Creo que es un tema de cultura empresarial, no de tamaño.
La falta de acceso a fuentes de financiamiento y el escaso dinamismo de nuestras microempresas está directamente relacionado con el grado de formalidad de este tipo de empresas y también como la innovación tiene que ver con la cultura empresarial que todos debemos impulsar en nuestro país, una cultura de transparencia y trascendencia de la acción empresarial.
En resumen, creo que las empresas medianas y grandes tienen una gran deuda, por pecado de omisión, con las microempresas.