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El instrumento de Shankar

El reciente fallecimiento del gran músico de India Ravi Shankar acaso vuelva a poner luz sobre el instrumento del que fue un auténtico maestro. Fue el Beatle George Harrison quien contribuyó a su difusión en occidente. Se convirtió en alumno de Shankar, utilizó el extraño artefacto en algunas canciones célebres del cuarteto de Liverpool —Norwegian Wood y Within you Without you por mencionar dos— y gracias a ello muchos jóvenes músicos intentaron conseguir un aparato como ese y trataron de tocarlo, cada quien a su modo. Es conocida y un tanto chusca la anécdota del famoso festival por Bangla Desh, organizado por Harrison: salió a escena Ravi Shankar, tocó algunas notas y el público enloquecido por el exotismo sonoro aplaudió a rabiar. El maestro tomó el micrófono y dijo, divertido: “espero que la música les guste tanto como les gustó la afinación”.

Pero hay otra confusión frecuente, ésta relativa al nombre del instrumento. Ignoro por qué razón desde los tiempos en que Harrison descubrió el artefacto, en México se le empezó a llamar “cítara”. En realidad el instrumento que responde a ese nombre es otro muy distinto. La única similitud con el que tocaba Shankar es que ambos son de cuerdas, pero la forma, la sonoridad, el origen y la historia de cada uno son absolutamente diferentes. El nombre correcto del instrumento indio es “sitar”.

En Guadalajara han sido varios los músicos que han sido seducidos por el sitar, han conseguido uno, lo han aprendido a tocar y han contribuido a divulgarlo, aunque sea de manera modesta: Guillermo Dávalos, Eduardo Arámbula y Enrique Florez, quienes lo utilizaron principalmente en grupos de música medieval como Tiempos Pasados y Ars Antiqua. Más recientemente Yolihuani Curiel, del grupo Radaid lo ha utilizado con asiduidad.

En el terreno internacional la lista podría ser larga, pero vale la pena mencionar a la propia hija de Ravi, Anoushka Shankar, una virtuosa ejecutante que lo mismo se anima con la música de oriente que con la estética occidental y que en los últimos años ha destacado internacionalmente.

Una recomendación que me atrevo a hacer es el concierto en homenaje a George Harrison que se hizo en Inglaterra poco tiempo después de su muerte, donde la primera parte corre a cargo de la propia Anoushka quien, con un ensamble de músicos indios e ingleses dirige música de su padre, además de mostrar sus enormes habilidades con el instrumento que conocemos, en buena medida, gracias a Ravi Shankar: el sitar.
 

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