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El generoso padecimiento del “Chucho” Benítez

Si algo produce orgullo en la mayoría de los ecuatorianos son sus futbolistas. Éste es mayor si su actuación es destacada en otras latitudes, particularmente en México, donde suelen enterrar el ombligo de forma por demás grata ante una afición y una sociedad que no ha sabido poner límites a los delirios del balompié.

La noticia, por momentos inexplicable, de la muerte del delantero ecuatoriano Christian “Chucho” Benítez es muestra de ello. Como toda noticia de esta naturaleza, fue alimentada por la inmediatez coyuntural de corte mercantilista, tanto por los medios como por las redes sociales. Supimos que había muerto de manera fulminante por un dolor abdominal; posteriormente circuló la versión de la apendicitis mal cuidada suscrita por sus familiares desde Ecuador, quienes atribuían la muerte al idioma y reclamaban más atenciones de parte del club ¿Cómo pedir un tipo especial de asistencias para emergencias de este tipo para un deportista de 27 años cuyos últimos chequeos médicos habían sido sobresalientes? No estamos ante una celebridad que requiriera vigilancia especial, vamos, no habría sido contratado ¿Por qué cuestionar los partes médicos que hablaban de un fallo respiratorio, diciendo que eso no era una enfermedad, que de eso nadie muere… Por qué no esperar los resultados de una autopsia y una versión oficial? Por la terquedad de los medios y periodistas que hacen de directores técnicos, directivos, especialistas en medicina deportiva, según la nota. Pues bien, la paradoja es que, quienes debían informar, una vez más desinformaron.

Lo anterior llevó a la Federación Ecuatoriana de Futbol a realizar una segunda autopsia. Pues bien, ahora sabemos que Benítez estaba destinado a morir. Tenía un problema en la arteria coronaria que sólo podía ser visible (para desgracia del club Al Jaish) después de muerto, de lo contrario dicho club no habría pagado cerca de ocho millones de euros por sus servicios. Ejemplo de nuestros delirios futboleros es la declaración del “médico” Miguel “El Piojo” Herrera: “Si Chucho hubiera tenido algo en el corazón hubiera sido detectado (…) Estoy seguro que si Chucho hubiera estado aquí en México estaría aquí con nosotros”. Vaya estupidez.

Christian Benítez deja una estela envidiable de 58 llamados a la su selección, 24 anotaciones, cuatro de ellas en lo que va de las eliminatorias sudamericanas para Brasil 2014. Conoció la Premier League inglesa y logró un traspaso millonario con Al Jaish, tras haber hecho 103 goles y logrado cuatro títulos de campeón goleador en México. De haber sido detectado el padecimiento cardiaco que le dejó sin vida, no habría sido campeón goleador con Santos, ni con América; éste último seguiría con su amarga racha de temporadas sin títulos, habiendo pagado por él la cantidad más alta en la historia del balompié mexicano; y Al Jaish, el gran perdedor de esta lamentable historia, no habría invertido el equivalente a 10 nóminas de los 13 equipos que conforman la Liga qatarí de futbol por sus servicios. Conoció las mieles del futbol gracias a un generoso padecimiento que, para bien de su familia, ocultó sus graves consecuencias, mismas que le habrían arrebatado un salario anual de 2.7 millones de dólares, cuyos derechos formativos llegan a nueve millones de dólares, según Forbes. La generosidad del padecimiento lo libró de probar las toxinas de una profesión injusta, en la que sus cínicos directivos y compradores conocen el precio de todo y el valor de nada.
 

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