Ideas

El basurero de Tlaquepaque

Tlaquepaque ya renunció al plan de concesionar el servicio de recolección de basura que realiza el municipio de manera ineficiente y costosa.

Es el peor de la metrópoli.  

>

¿La razón? >

Mantiene una nómina obesa de 50 millones de pesos anuales en empleados de Aseo Público, tiene camiones de hasta 30 años de antigüedad y un contrato leonino por la disposición final de desechos con la empresa Hasars que le cuesta a la Comuna 75 millones al año.

Si el negocio de la basura es la disposición final y a pesar de eso, Tlaquepaque paga una millonada, algo no checa.   >

Todo se lo debemos al entonces presidente municipal Hernán Cortés Berumen, que en 2008 entregó a Hasars el contrato para disponer de los residuos hasta 2029.

En la fallida licitación de este mes, ningún concursante pudo ofrecerle el costo que pedía Tlaquepaque —323 pesos por tonelada— pues implicaba sólo recolectar y entregar el “activo”, la basura, a un tercero. Eso no ocurre en Guadalajara, en donde Caabsa Eagle es responsable de todo el proceso. >

Los negocios del pasado siguen haciéndole daño al Ayuntamiento.

Ahora quienes seguirán pagando el verdadero costo de la basura serán los ciudadanos, que deben esperar hasta una semana a que pase el camión.

***

Ay Inegi, ya me volviste a dar

El Inegi presentó un nuevo estudio denominado Módulo de Movilidad Social Intergeneracional en donde mide niveles educativos y ocupacionales de la población entre 25 y 64 años en el país.

Allí incluyó una variable inédita: la relación del color de piel —a partir de 11 tonos— con el grado de estudios y posición en el trabajo. Así lo resumió Julio Santaella, titular del organismo:
 
“Las personas con piel más clara son directores, jefes o profesionistas; las de piel más oscura son artesanos, operadores o de apoyo”.

Ante las críticas, Santaella insiste en que eso revela la encuesta y es “la triste realidad”.

Si de entrada damos por bueno el “rigor metodológico” de la encuesta sobre la discriminación racial —que existe— en nuestro país, ¿era esa la manera de comunicarlo?

Algo nos dice que el Inegi, como en el cambio de metodología para medir la pobreza, otra vez se equivoca. Por decir lo menos.

Sigue navegando