El Pentágono estudia a los movimientos sociales
Es de sobra conocido que los gobiernos espían a sus ciudadanos, especialmente a quienes mantienen posiciones políticas disidentes o críticas del sistema. El alcance masivo que los programas de espionaje, en particular el de Estados Unidos, han alcanzado ahora con el despliegue de nuevas tecnologías ha llegado a niveles ni siquiera imaginados en la novela 1984 de George Orwell.
Pero los afanes de las agencias militares estadounidenses por anticipar y conocer a quienes considera enemigos potenciales o reales no sólo concentra información de modo masivo, ahora también lo hace de manera cualitativa con un programa especial del Departamento de Defensa dedicado exclusivamente al conocimiento de los movimientos sociales de todo el mundo.
El proyecto se llama Iniciativa Minerva y fue creado en 2008. No es un programa encubierto: explícitamente se informa que busca “Mejorar la capacidad del Departamento de Defensa para desarrollar investigación en ciencias sociales de vanguardia, relaciones exteriores y estudios interdisciplinarios”.
Para ello, la “Iniciativa Minerva reúne a universidades, instituciones de investigación y académicos en lo individual y apoya proyectos interdisciplinarios e interinstitucionales que abordan áreas temáticas específicas determinadas por el Secretario de Defensa” (aquí se puede consultar el sitio internet de este proyecto: http://minerva.dtic.mil/index.html) .
El Departamento de Defensa ha destinado 92.8 millones de dólares (más de 1,100 millones de pesos) desde 2008; para el presente año se invertirán 17.8 millones de dólares, según publicó Nafeez Ahmed, especialista en temas de seguridad internacional del diario británico The Guardian.
Uno de los estudios en curso para este año fue encargado a la Universidad de Cornell; es un análisis sobre las dinámicas de lo movimientos sociales y sus formas de “contagio”. Mediante esta investigación pretenden conocer cómo las movilizaciones individuales se tornan contagiosas y luego cómo esto se convierte en una movilización masiva. En este estudio, que está a cargo del doctor Benjamin Knott, un oficial de la fuerza aérea estadounidense y científico social, se estudiarán las movilizaciones de Egipto de 2011, la movilización de la oposición rusa que alegó fraude en las elecciones para la Duma ese mismo año; una protesta en Nigeria por el subsidio al combustible en 2012 y la movilización del parque Gezy en Estambul, en 2013.
Otro proyecto en curso se lleva a cabo con investigadores de las universidades de Washington y Harvard y en este se pretende comprender el origen, características e implicaciones de los movimientos políticos de masas. El sitio de la Iniciativa Minerva informa que se estudiará a más de mil activistas con actividad permanente, que participan investigadores de 23 países con la pretensión de extenderlo a 58 naciones. En este estudio se pretende tener un mapeo de los movimientos sociales a través del tiempo y el espacio mediante un modelo de análisis que incluye 216 variables. Basta mirar el resumen de las investigaciones que la Iniciativa Minerva ha financiado desde 2008 para concluir que ahora el gobierno de Estados Unidos tiene la mayor base de datos sobre movimientos sociales en el mundo.
Sin embargo la astucia de las resistencias sociales siempre va por delante de las iniciativas del poder para controlar, para dominar. Esta vez no será la excepción.