El México que todos necesitamos
Mencionaré sólo parcialmente algo de lo que necesita México.
Uno de los principales puntos es lo que hace una planeación adecuada del territorio, que se reduzca la pobreza, donde se entiendan y aprovechen al máximo los recursos naturales que tenemos. México tiene los recursos más bellos que puedas imaginar, lo que pasa es que nos falta infraestructura y regionalización —y esta última reduce la pobreza—. Deberíamos ser autosuficientes en el renglón alimentario y equilibrar la distribución de la riqueza.
Antes de hacer cualquier cosa, debemos reflexionar sobre cuáles son las prioridades para llevarlas a cabo, y pensar que siempre deben tener el fin de producir el bienestar del hombre y su familia. Cuando no se tiene clara esa prioridad, se reduce la calidad de vida de las personas.
Por ejemplo, nosotros vamos varias generaciones retrasados en cuanto a la planeación de las ciudades, y por ello hoy en día tenemos esos grandes males que son la concentración urbana y la defectuosa movilidad urbana dentro de las ciudades. Esto, además del descuido del campo y el hecho de que no se explota el turismo como se debería explotar.
Tocando el tema de la arquitectura, siempre se debe tener claro su objetivo, que es producir el bienestar del espíritu del usuario. Incluso tengo una mejor definición que sería “armonía de elementos constructivos que, produciendo poesía o belleza, delimitan espacios donde reina el espíritu”. Es decir, no se trata solamente de hacer un edificio bonito que no le diga nada a tu espíritu, que no te haga sentir cómodo.
Debemos estar muy conscientes de la planeación urbana, porque va a influir en la vida no sólo del usuario de la arquitectura, sino de todo un pueblo. La ciudad tiene la obligación de producir calidad de vida para todos sus habitantes, procurando no provocar un crecimiento desordenado de las ciudades, como mancha de aceite. El Infonavit ha sido una plaga. Ahora ya se dieron cuenta como institución de todo el mal que hicieron al extender desordenadamente las concentraciones urbanas cuando empezaron a dar créditos para construir 500 mil viviendas al año, pero se les olvidó que una vivienda es un hogar, no un albergue; olvidaron considerar que siempre debe haber una organización para producir un ambiente que sea positivo y no un gueto.
Si tú ves calles de 300 metros con 500 casas en cada calle, con una hilera de tinacos negros sin zonas verdes suficientes, eso es una agresión al subconsciente del usuario, que de ninguna manera se va a sentir cómodo. Todo esto influye a producir malestar, y como resultado no se crean comunidades armónicas. Imagínense una persona viviendo ahí: sale a la calle y no sabe por qué está molesto, entonces raya un coche o rompe un vidrio. Así es como empiezan las pandillas y el desorden. Por ello es muy importante no sólo crear protección para la naturaleza, sino un ambiente que produzca bienestar espiritual, ya no digamos económico.
La familia es el corazón de la sociedad. Si la familia no está unida y no ha sabido transmitir valores morales, cívicos y humanos, lo que sucede es que los adolescentes no reciben las instrucciones adecuadas, entonces es fácil que los reclute el crimen organizado. Si no hay cultura y educación, el espíritu se cae. Y para que los niños sientan que México puede salir adelante, tienen que tener la conciencia verdaderamente limpia. Una conciencia detrás de la que no exista una segunda intención oculta.
Esto, que es sólo una parte, se puede lograr con la dirección y liderazgo de Peña Nieto y su equipo.
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