Ideas

Diario de un snob

* Hace 85 años exactamente de la muerte de Antonieta Rivas Mercado.
* Leonor Rivas Mercado de Torres Adalid, la más bella de su tiempo.
* Lances y romances con el príncipe Khevenhuller.
* Y ayer domingo falleció Pepe Medrano y G. de Quevedo.

A última hora recibimos una desafortunada noticia, y por tratarse de uno de los personajes que por muchos años dio lustre y brillo a la buena Sociedad Tapatía, lo anotamos en el inicio de nuestra columna de hoy lunes. Y no es otra que el fallecimiento de PEPE MEDRANO y G. DE QUEVEDO, arquitecto de altos vuelos, internacional como pocos, queridísimo en todos lados y a quien nos tocó tratar muchísimo y junto con su esposa, la adorable CHELA URREA, los veíamos como en “famille”... formando una pareja con un irreprochable y exquisito gusto, hemos de añadir su bien ganada fama de estupendos anfitriones en su bella casa cuajada de buenos objetos de arte y, por sobre todo, un don de gentes ya difícil de encontrar... Descanse en paz.

>

Y retomando el hilo de aquellas historias que muchas veces en la realidad superan a la ficción, hace apenas unos días —pero 85 años atrás— que naciera la mujer —leyenda— ANTONIETA RIVAS MERCADO, el mismo 11 de Febrero de 1931. >

Un cable procedente de París dio la vuelta al mundo escrito en forma escueta: “Suicidio en París”. Esta tarde, Antonieta Rivas Mercado, de nacionalidad mexicana, bien conocida en los círculos aristocráticos y culturales de su país... altamente estimada como patrona de las artes, se disparó un tiro en la catedral de Notre-Dame, arrodillada frente a la imagen de Cristo. La catedral permanecerá cerrada hasta la re consagración. La dama referida deja solamente un hijo.

Nacida en 1900, era hija del distinguido arquitecto Don Antonio Rivas Mercado” ¿Hoy en día quién no ha oído hablar de ANTONIETA? Una mujer adelantada a su tiempo, inteligente y culta, y que efectivamente fue una auténtica mecenas en el mundo de las bellas artes en el loco frenesí del México de los años veinte. Íntima amiga del grupo de “Los Contemporáneos”, a pesar de su ascendencia estrictamente “porfiriana”. Hija de uno de los arquitectos más notables de entre-siglos y autor de uno de los íconos de la Ciudad de México, como lo es la muy celebrada Columna de la Independencia, coronada con el bellísimo ángel cuyas alas parecen en verdad querer tomar su propio camino hacia la inmortalidad, Don ANTONIO RIVAS MERCADO y de MATILDE CASTELLANOS HAAF, conformando estos una familia de cuatro hijos, a saber, AMELIA, MARIO, ANTONIETA y ALICIA... de origen tepiqueño se establecen los RIVAS MERCADO (o parte de ellos) en la Ciudad de México hacia la época del efímero II Imperio con MAXIMILIANO y CARLOTA. Don LUIS RIVAS y GÓNGORA y su esposa LEONOR MERCADO dejan atrás su de por sí ya cómoda vida en Tepic para moverse en círculos más amplios, no sin antes hacerse socios de EUSTAQUIO BARRÓN y WILLIAM FORBES, de los que ya hemos hablado en una reciente nota y que al frente de la firma comercial “Barron & Forbes”, con sede precisamente en Tepic, causaron tantas intrigas y desmanes que difícilmente se podrían referir en un grueso volumen de cientos de páginas. >

A la postre surge la mítica figura del “Tigre de Alica”, MANUEL LOZADA, mezcla extraña de sanguinario ladrón, valiente, en ocasiones héroe, en ocasiones lo contrario, precursor del reparto agrario, pero amigo de todos los hacendados de la región del Nayar. Liberal en ocasiones e imperialista en otras. Y que trajo en jaque al país entero y no descansaron sus protectores hasta que echaron fuera de Tepic (a través de éste y su gavilla) a la notable familia CASTAÑOS. Apenas se instalan los RIVAS MERCADO en la capital del país, cuando casan a su bellísima y muy joven hija con JAVIER TORRES ADALID miembro de la riquísima familia que gracias al pulque y a su hacienda en Ometusco se convirtieron en los líderes de la “aristocracia pulquera”. Pareja dispareja como la que más, la bella LEONOR pintada por el célebre retratista JUAN CORDERO es la “darling” de la alta sociedad imperial, mientras el marido le lleva muchos años, ella con mucha gracia y él en plena desgracia. En un baile dado por el mariscal BAZAINE y la tontorrona PEPITA PEÑA aparece como salido de una película de aventuras el apuesto príncipe austro-húngaro CARL KHEVENHULLER y el flechazo entre la joven señora de TORRES ADALID y éste no se hace esperar. Arranca así uno de los capítulos desconocidos —pero que hoy ya no es ningún secreto— de un leal y valiente personaje a la causa de MAXIMILIANO.

Los lances y percances que CARL y LEONOR han de sufrir para consumar su amor y pasión las narra el propio príncipe en sus diarios que casualmente aparecen en un viejo archivo hace apenas unos 20 años. >

¿Qué tiene que ver la bella LEONOR con la nada guapa ANTONIETA? Pues bien, que la primera fue tía de la segunda. Ambas en su propio estilo adelantadas a la época que les tocó vivir y sufrir. ¿Vidas paralelas? No precisamente, pero sin duda que existe algo que las une, la madre de ANTONIETA deja a su padre el notable Arquitecto por un amante. LEONOR no llega a huir con el príncipe gracias a que éste hubo de volver a su país de origen... pero de no haber sido ésta la razón, sin duda que se hubiesen fugado, ¡el príncipe jamás volvió a sentir un amor como el que le profesó LEONOR! Éste se casa con una nobilísima dama con la que no logró procrear hijos. Sin embargo, al momento de dejar MÉXICO se sabe que LEONOR estaba encinta, y no precisamente de su esposo, aunque con JAVIER TORRES ADALID llega a procrear ocho hijos: JOSÉ, JAVIER, LUIS, AGUSTÍN, MARÍA, LEONOR, JUANA y TERESA. ¿Cuál de ellos fue el hijo del príncipe KHEVENHULLER? ANTONIETA, por su parte se casa con el norteamericano ALBERT EDWARD BLAIR, y con éste tiene un hijo, DONALD, siendo aquí ella la que cambia su mundo por una vida más apegada al arte y a grandes personajes como GARCÍA LORCA, JOSÉ VASCONCELOS o JOSÉ CLEMENTE OROZCO, las hermanas MARIN o RODRÍGUEZ LOZANO.

Como epílogo, recalco que ambas mujeres fueron precursoras en sus “universos”, cada una en un estilo propio y acabaron cumpliendo su gusto o capricho, una, la tía LEONOR, tal vez tuvo que sufrir y callar su amor con el príncipe KHEVENHULLER y gozar del hijo de éste, todo en silencio. En cambio ANTONIETA no está para tales sufrimientos y al no encontrar eco en su amor no correspondido se pega un tiro y asombra al mundo entero. ¡Si la realidad no supera a la ficción, pues que nos cuenten otros cuentos!

Sigue navegando