Ideas
¿De quién es el territorio?
Era un strike cantado. Al menos lo era para los que saben del tema. En su reporte de septiembre 29, Statfor global inteligence, un grupo especializado en inteligencia para la seguridad, lo consignó. Resumo: Como consecuencia del ataque del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), aliados del “Chapo” Guzmán, en Veracruz, que mataron y depositaron en camionetas a 23 miembros de los Zetas, la alianza Zeta/Resistencia (lo que queda del cartel del Milenio) buscará atacar la estructura del CJNG en Guadalajara. Esto, dice el informe, “podría ocurrir en las próximas semanas, incluso durante los Juegos (Panamericanos)” (www.statfor.com/weekly/20110928).
Pero no confundamos. Lo previsible no lo hace prevenible. Esto es, el que se sepa que puede ocurrir no significa que se pueda atajar, sin inteligencia es literalmente encontrar como una aguja en un pajar. ¿Ayudó la presencia de la Policía Federal para evitar que el ataque se hiciera durante los Panamericanos? Es muy probable que sí; simplemente con los scanners que se instalaron en las entradas de las carreteras, o los rondines de las policías, complicaban circular con tres camionetas llenas de cadáveres. Es evidente que los cinco o seis mil elementos de la Policía Federal hacían que la posibilidad de toparse con una patrulla se incrementara fuertemente.
La siguiente pregunta, y quizá la más importante, es si esto significa que los Zetas, en su alianza con el cártel Milenio, van a disputar la plaza al “Chapo”, lo cual derivaría en una guerra con consecuencias funestas para la ciudad. No hay indicio que permita pensar que esto será así. Los territorios están divididos entre un cártel en el Pacífico y otro en el Golfo, y aunque ambos tienen células aliadas en territorio enemigo no hay un disputa que permita adelantar que así sea.
Frente a sucesos como el de ayer sólo hay dos armas: la inteligencia, que es una labor del Estado, y no abandonar la calle, cosa que nos toca a los ciudadanos. La seguridad pública no es una cuestión de capacidad de fuego. En ese terreno no hay manera de ganarle a los grupos de la delincuencia organizada, pues ellos tienen presupuesto ilimitado, compran en el mercado negro y no tienen límites ni escrúpulos. En la lógica de fuego, la escalada puede ser infinita. La seguridad es un tema de inteligencia y política pública. El Estado debe mostrar una sola cara frente a la delincuencia. Es más importante tener un poder judicial confiable, que hoy no lo tenemos, que 10 tanquetas nuevas; es más importante tener policías capacitados y de fiar, que armas modernas o patrullas caras; es más segura una calle llena de niños que de soldados. El Estado no puede evitar que una persona mate a otra, pero lo que sí puede, y debe, es asegurar que eso tenga consecuencias. El Estado no puede obligar a la gente, más cuando tiene miedo, a tomar la calle, pero sí puede y debe fomentar el espacio público como el espacio de todos y no como la tierra de nadie. Este territorio es nuestro.