Ideas

¿Crisis de régimen?

“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”. Esta famosa frase de Berthold Brecht ha sido pronunciada en más de un discurso. Es el retrato de la agonía de lo que se esfuma, que resiste y lucha por sobrevivir. Y la irrupción de lo nuevo, no siempre mejor que lo anterior, pero sí diferente. Esa contradicción entre lo viejo que agoniza, pero aún con legitimidad, y lo nuevo que nace con dudas, incertidumbres e inestabilidades, constituye la esencia contradictoria de una crisis.

La frase de Brecht me parece interesante para describir el contexto político mexicano. Hay señales de una crisis de régimen, una crisis de todo aquello que sedujo durante la transición. Nuestro tripartidismo está en duda. Un rasgo distintivo de nuestra transición política ya no es capaz de procesar con credibilidad las ansias reformistas. Nuestro federalismo, o la descentralización que significó la transición, es puesto en duda ante el embate de los cacicazgos regionales y estatales. No hay quien defienda al federalismo.

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Nuestras instituciones autónomas, garantes y guardianes de la democracia, de sus cimientos más esenciales, tampoco gozan de la mayor legitimidad. El IFE, ahora INE, acarrea un descrédito innegable que sólo se agravó con su inacción e impotencia ante las violaciones electorales del Partido Verde. El IFAI, ahora INAI, es visto como incapaz de garantizarnos nuestro derecho de acceso a la información. Un Estado que no logra asegurar un mínimo de respeto a los derechos humanos de la población. Y, en conjunto, las élites políticas de nuestro país son percibidas como insensibles ante la situación de pobreza y marginación que viven millones y millones de mexicanos; incapaces de respetar las leyes que ellos acordaron; un sistema corrupto que afecta a los partidos más importantes del país, y ningún afán por regenerarse. Los cimientos de la transición entran en crisis. >

Y lo nuevo no acaba de nacer o no acaba de mostrarnos su dirección. Los candidatos independientes muestran que se puede ganar una elección sin partido político, pero no más que eso. Las sospechas sobre la independencia del próximo gobernador de Nuevo León, el “Bronco, son más que fundadas. Que sea una marioneta de los empresarios, sería un “tiro de gracia” a lo que significan las candidaturas independientes. Pedro Kumamoto goza de mayor independencia política, pero su programa legislativo sigue en el terreno de las incógnitas. Los nuevos partidos parecen más calcas del pragmatismo de los viejos, que verdaderos agentes del cambio. Morena luce más cerca del nacionalismo revolucionario, característico del priismo del siglo pasado, que de una izquierda redistributiva y democrática. El Partido Verde es un satélite funcional para el PRI. MC fue la sorpresa electoral, pero más allá de la ciudadanización de la política que tanto pregonan, no sabemos si son de izquierda, derecha, liberales, conservadores, socialistas o ecologistas. Y para qué perder el tiempo con el Encuentro Social, un partido ultraconservador que le servirá al PRI como otro aliado legislativo.

No tengo duda que estamos en presencia de una crisis política. Todavía no hay indicadores claros que nos hablen de un agotamiento del régimen de la transición o de una crisis orgánica que coloque el sistema contra la pared. No sabemos qué tan hondas son las raíces de los cimientos de la transición, si el PRD y el PAN lograrán reformarse con las nuevas dirigencias nacionales, y si el PRI podrá con Manlio Fabio Beltrones recuperar la credibilidad perdida por la debilidad de la Presidencia de Peña Nieto. Lo que sí sabemos es que tras Ayotzinapa, Tlatlaya, la Casa Blanca y todos los escándalos que afectan a la Presidencia, asistimos a una crisis en donde la misma transición, como periodo de tránsito entre la institucionalidad autoritaria y la democrática, se pone en duda. Como diría Brecht, no sabemos qué viene, los actores emergentes son una incógnita, pero lo que es innegable es que aquello que nos dio seguridad durante la transición entró repentinamente en crisis. Si es una crisis de régimen, sólo el tiempo lo dirá. >

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