Conciencia de riesgo…
MADRID, España. Se piensa y se dice bien, que el paso fundamental para la solución de un problema es el reconocimiento de su existencia y la conciencia del peligro por la inactividad para intentar resolverlo.
En el transcurrir de años, en cada uno de ellos viviendo un lapso de tiempo en tierras españolas me daba cuenta, no sin dejar de llamarme la atención, de un grave problema de trascendental preocupación que deriva en una problemática de consecuencias nacionales, que es el alto índice de alcoholismo que fustiga a la juventud y a su entorno familiar.
Estudiando España su cultura y costumbres, observaba como desde la familia, los adolescentes aprendían a acompañar las comidas, bebiendo con la moderación debida los excelentes vinos de mesa que se producen en la península ibérica. Empero… Empero, desde tiempo atrás, cada año observo como la moda del llamado “botellón” se ha hecho hábito los fines de semana en reuniones de barriadas en las calles las noches de viernes y sábados, no sin sorprenderme la integración a esos grupos de niños, —ha salido a la luz el dato de fluctuación de edades desde los doce años en adelante—, cuando los chavales justificándose de salir a dar la vuelta con los amigos, horas después los padres ignorantes de qué es lo que hacen sus hijos, se enteran y sorprenden cuando se les comunica que han sido ingresados a un hospital con una borrachera o… O hasta con un coma etílico.
Algunas de las escenas que se ven, a mucha gente deprime, aunque a referencia de facultativos de emergencias, muchos que se han puesto graves, por la amarga experiencia llegan a escarmentar, pero la cuestión queda, ¿y los que no…? La situación incluido el alboroto que provocan perturbando los vecindarios con desórdenes bulliciosos, está haciendo que el Gobierno se esté preocupando a grado tal de proyectar un plan de sanciones a los padres de los menores que asiduamente acudan embriagados en exceso a las urgencias médicas.
Hay que reconocer que el problema del alcoholismo, gravísimo por las consecuencias que origina entre los jóvenes no es privativo de tal o cual país. “En todas partes se cuecen habas…”, se puede decir, pero el perjuicio generacional que se provoca es, créalo amigo lector, de la mayor índole. Así…Así, sea directa o subliminal la publicidad desorbitada en los diferentes medios con el maquillaje de patrocinadores con personajes públicos que dan moda en las noches españolas del fin semanero, en tiempos harto difíciles para una sociedad golpeada, muy golpeada, obliga, con conciencia de la situación, a tomar medidas de control que afecten lo menos posible el tejido ciudadano en sus niños y jóvenes que ya de por sí tienen un futuro complicado, muy complicado.
El plan de la Ley de Prevención del Alcohol incluiría al margen de la sanción a los padres, cursos mixtos que impliquen al menor acompañado de sus progenitores, como la regulación publicitaria de bebidas espirituosas y embriagantes a fin que no se dirija ni llegue a los adolescentes, y la afectación a la industria del alcohol determinando cambiar el etiquetado y la disponibilidad en comercios y supermercados. Y… PENSÁNDOLO BIEN.
Y… PENSÁNDOLO BIEN, bueno, muy bueno, buenísimo el mensaje juvenil que reza: “Si juegas con el alcohol... el alcohol jugará contigo…” Cosa sea pues, de la CONCIENCIA DE RIESGO…