Ideas

Característica de máxima importancia

Por Xavier Toscano G. de Quevedo

Ser enfático en un tema prioritario y fundamental de nuestra fiesta, y que por desgracia en las últimas décadas se le ha dado muy poca importancia, y que además para la gran mayoría de público están olvidadas, o definitivamente la desconocen; es la palabra “TRAPÍO” y por ello aceptan sin reparo ni cesura cualquier res o animalito —que no toro — que les “avientan al ruedo”, y este nefasto hecho viene sucediendo como algo cotidiano en todas las plazas de nuestro México.

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El mágico Espectáculo Taurino sólo se puede entender por la existencia del eje central de la fiesta: el toro de lidia. Este bello ejemplar de la naturaleza sólo existe para una misión única: salir a una plaza a demostrar su casta y bravura en una gallarda lucha, con un ser inteligente que realiza con él una obra artística sin paralelo e irrepetible, pero al mismo tiempo imperecedera en nuestros recuerdos, que logra además emocionar hasta los más altos límites del alma, a los aficionados y espectadores que lo presencian. >

Es prácticamente imposible eludir la afirmación, que si no fuese por esta incomparable fiesta el “Bos Taurus”, es decir nuestro toro de lidia, ya se habría extinguido, como muchas otras especies de nuestro mundo, que la imprudencia y falta de respeto de los humanos han destruido totalmente.

Una y mil veces repetiré que el toro de lidia tiene como primordial característica “la Bravura”, que se debe entender como una cualidad específica, que se manifiesta en todo el conjunto de su comportamiento y que manifiesta durante su vida y más concretamente durante su lidia. Siendo ésta —la bravura— acorde con los estímulos recibidos de los individuos, es decir los toreros, que participan con él durante su estancia en el ruedo. >

Junto a esta fundamental característica, debemos sumar la del “fenotipo”, que según la Real Academia de la Lengua, se define como “el conjunto de manifestaciones externas de caracteres hereditarios controlados por los genes en los seres vivos”. En nuestro leguaje del espectáculo taurino, el fenotipo lo entendemos como el sinónimo de “TRAPÍO”, es decir, la belleza, presencia y proporciones armónicas del toro bravo. El trapío corresponde a las características que pueden apreciarse a simple vista en el toro — el novillo tiene su trapío, pero el auténtico toro con edad, más de cuatro años y biológicamente mucho mejor de cinco— adquiere una estampa, que con sólo contemplarlo en el ruedo el aficionado y el público se deleitan.

Lo cierto y definitivo es que cuando un aficionado o espectador aprecia un toro que le impresiona suele decir: “Vaya trapío”. Por lo que está claro que esta impresión y por ende el concepto nunca es subjetivo, más bien es contundente y objetivo. >

Es tiempo de que ya dejen de actuar con farsas y engañifas todas las empresas, ganaderos y actores involucrados en la fiesta, y tengan siempre presente que la única verdad en el Espectáculo Taurino, se dará cuando regrese y esté presente en todos los ruedos su Majestad, El Toro Bravo.

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