¡Bora, ciudadano del mundo!
Nacido el 7 de septiembre de 1944 en la población de Bajina Basta (se pronuncia “baina basta”), Serbia, en la antigua Yugoslavia. Recibió el nombre de Velibor Milutinovic y quedó huérfano muy pequeño cuando su progenitor falleció durante la Segunda Guerra Mundial, y poco tiempo después su madre, Darinka, también murió, víctima de tuberculosis.
Sus hermanos, Milos y Milorad, junto con el pequeño Bora, así le decían de cariño desde pequeño, fueron arropados por unos tíos que los protegieron hasta que los hermanos Milutinovic decidieron probar suerte como futbolistas en Belgrado, por ese entonces la ciudad capital de Yugoslavia, donde los tres hermanos lograron su objetivo, jugando primero para el Partizán de Belgrado y después con la Selección de Yugoslavia. Inclusive en los casos de los hermanos mayores del clan Milutinovic, Milos y Milorad, representando a Yugoslavia en Campeonatos Mundiales de Futbol, Bora haría lo mismo años después pero como director técnico de México, Costa Rica, Estados Unidos, Nigeria y China.
De hecho, Milos fue considerado en su tiempo como el mejor jugador de Yugoslavia, y brilló también en el futbol francés con los equipos parisinos Racing y Stade Francais. Milos vino a México ya como entrenador y dirigió al Atlas en la campaña de 1977-78, dejando gratos recuerdos por su manera de trabajar y promocionar a futbolistas jóvenes surgidos de la cantera al primer equipo.
Antes, en la temporada de 1972-73, había llegado su hermano Bora, aún como jugador, a los Pumas de la UNAM, después de haber jugado en el futbol francés con el Mónaco, Niza y Rouen, terminando su carrera en Europa con el club suizo Winterhur, tras lo cual fue traído a México por los Pumas, donde se retiró para convertirse en entrenador del equipo universitario.
Le conocí cuando llegó, pues mi padre Fernando Alonso Avilés narraba en ese entonces los juegos de los Pumas en Ciudad Universitaria. Yo contaba con apenas 12 años de edad y cursaba el primero de secundaria. Siempre de buen humor con una gran sonrisa en el rostro, Bora aprendió rápido el español, hoy es un políglota que habla serbio, francés, italiano, inglés y castellano, idioma en que prefiere contestar las preguntas que le hacen en ruedas de prensa o después de los partidos, aunque puede hablar con fluidez en inglés y francés también.
Cuando fui estudiante en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Bora era el director técnico de los Pumas y me permitía entrar a los entrenamientos que se efectuaban en el Estadio Olímpico México ‘68, y preguntarle cualquier cosa que me interesaba saber.
Un gran tipo, buena persona, técnico trabajador y conocedor que hizo de los Pumas un equipo ganador, especial y campeón de Copa y Liga para después dar el salto a dirigir a la Selección Nacional Mexicana en el Mundial de México ‘86, luego a Costa Rica en Italia ‘90, donde convertiría a los ticos en el primer equipo de Concacaf en avanzar a la segunda ronda de un Mundial de Futbol jugado en Europa; antes clasificaría a la segunda fase a México en el Mundial del ’86, y después a los Estados Unidos en el ‘94. También dirigió a Nigeria en Francia ‘98 y China en Corea-Japón 2002.
Bora, que está por cumplir 71 años de edad en septiembre, también dirigió en Argentina al San Lorenzo de Almagro, y en Italia al Udinese.
>Tiene gran afición por el ajedrez, y cuando trabajó en China llegó a jugar una partida con la ajedrecista Zhu Chen, quien fue campeona Mundial del llamado “deporte ciencia”. Bora recuerda que jugó la partida con las piezas negras, y fue destrozado por la campeona mundial china. El ajedrez sigue siendo otra de sus pasiones y a cualquier parte que viaje siempre lleva consigo un pequeño tablero, por si hay oportunidad de jugar alguna partida.
Bora se casó con la mexicana María Méndez, de raíces jaliscienses y tienen una hija que recibió por nombre Darinka, el de la fallecida madre del entrenador serbio, que hoy vive entre México y Qatar, donde fue contratado como asesor para la Copa del Mundo que se jugará en ese país en el 2022.
Bora es conocido mundialmente, le apasiona el tenis también y no es raro verlo en las tribunas del Roland Garros de París, el Abierto de los Estados Unidos en Nueva York, o Wimbledon en Inglaterra, disfrutando los partidos, el cariño y reconocimiento de la gente.
Como futbolista o entrenador, la vida lo ha llevado a morar en Yugoslavia, Italia, Francia, Suiza, México, Argentina, Estados Unidos, Nigeria, Costa Rica, Honduras, Jamaica, China y ahora en Qatar, es pues, Velibor “Bora” Milutinovic, un auténtico trotamundos y ciudadano del orbe.