Arles, en un anfiteatro romano
Por Xavier Toscano G. de Quevedo
La tradición de lidiar reses bravas en el sur de Francia, es en semejanza tan antigua como lo es en España, y se traslada hasta la época de la ocupación romana en las Galias. Circunstancias fehacientemente comprobada por un número importante de hallazgos en mosaicos de este periodo, en los que se aprecian hombres que enfrentaban a los toros en recintos cercados.
Existen más documentos que narran que en el siglo XVI y los sucesivos, la tradición taurina francesa estaba totalmente establecida y las celebraciones de corridas de toros se vinculaban principalmente con las festividades religiosas patronales. Pero, si en España el Espectáculo Taurino a través de su historia a sufrido numerosos embates de prohibiciones religiosas y civiles, en Francia también tenía obligatoriamente que ser igual, con la única salvedad, que para los galos sus prohibiciones nunca fueron de carácter religiosos, inclusive las “Bulas Pontificias” de excomunión no estaban dirigidas al pueblo francés, solamente afectaban a la fiesta en la península ibérica.
Las autoridades francesas llegado el siglo XIX se vieron imposibilitados de emitir decretos que prohibieran las corridas de toros, por lo cual se dieron a la tarea de redactar reglamentos que regularan la realización de los festejos taurinos. En éstos encontramos por primera vez la presencia de una autoridad gubernamental para la vigilancia y el orden establecido en el espectáculo. Así mismo se contemplaba que las infracciones o los descuidos de observancia de los reglamentos, eran motivo para que las autoridades vetaran las corridas por un plazo que iba de seis meses hasta un año o más en caso de reincidencia —imagínense en Guadalajara— ya nos habrían clausurado la plaza.
Sin embargo con todas estas disciplinas que alertaban a todas las plazas francesa, en la ciudad de Arles, la fiesta de daba con todo brillo y continuad, sin interrupciones ni contratiempos desde hacía tres siglos en los espacios que se preparaban apropiadamente para sus festejos. Es hasta 1893 que el coliseo romano de Arles lo convierten por primera vez en recinto taurino, y continua esta ciudad siendo una de los principales centros de la fiesta de Francia, destacándose en su región junto con Nimes como las plazas de mayor tradición.
El Coliseo de Arles es muy probablemente anterior al de Nimes y su construcción se remonta al siglo I de nuestra era. En su construcción original el aforo era de 25 mil persona —¡que grandeza y esplendor del Imperio Romano!— pero los embates del tiempo y las imprudencias y las numerosas depredaciones de las personas, fueron deteriorando este esplendoroso escenario. Incluso durante años se llegaron a construir habitaciones debajo de sus arcada, hasta que finalmente en 1830 y gracias al esmero e intervención de el barón de Chartroux, entonces alcalde de Arles, decidió salvar y desembarazar todos desperfectos del anfiteatro, dejándolo como lo conocemos hoy en día.
Exactamente y al igual que sucedió en el coliseo de Nimes —1836— los gobernantes de Arles, decidieron con buen juicio, utilizar sus arenas para efectuar en ellas el Espectáculo Taurino. Su tradición taurina que inicia en1893 —es posterior a Nimes por 57 años— se programó para tan importante ocasión la celebración de tres festejos; en el primero —mil 700 años después de los gladiadores romanos, dos toreros pisaban la arena del coliseo— fueron el valenciano Julio Aparici Pascual “Fabrilo” y el cordobés Rafael Bejarano Carrasco “Torerito” en la lidia de toros del Duque de Veragua. En la segunda tarde se presentaba la figura del momento, el cordobés Rafael Guerra Bejarano “Guerrita” alternando con “Torerito”, y en la tercera corrida actuó “Guerrita” como único espada con toros de Benjumea y Veragua.
A partir de aquel año han desfilado por el anfiteatro de Arles las principales figuras de la Fiesta. Después de “Guerrita” siguió Ricardo Torres “Bombita”, Rafael González Madrid “Machaquito”, Castor Jauriguebeitia Ibarra “Cocherito de Bilbao”, Antonio Fuentes y muchos más hasta nuestros días en que todos los toreros importantes parten plaza en éste colosal recinto.
Hoy, una vez más, al cumplirse 120 años del primer festejo, la empresa de Arles ha programado su tradicional Feria de Pascua. Los festejos de este año anuncian —como es una tradición entre la afición francesa— a siete de las más emblemáticas ganaderías de España.
Primero estarán las dehesas de Alcurrucén, Garcigrande y Puerto de San Lorenzo para los galos Juan Bautista y Sebastián Castella. El sábado toros de Torrestrella para Juan José Padilla, Ivan Fandiño y Daniel Luque. El domingo el colombiano Luis Bolívar, David Mora y Marco Leal, lidiaran ejemplares de Cebada Gago. El lunes 1 de Abril por la mañana, toros de Murube para los rejoneadores Andy Cartagena y Diego Ventura. Cerrando el ciclo por la tarde una corrida de Victorino Martín para Fernando Robleño y Javier Castaño.
El público y los aficionados galos son escrúpulos y exigente en la presentación de sus encierros. Ellos fijan más su atención en los toros que se lidian, por ello el espectáculo que ofrecen las empresas deberá ser el mejor. Porque en Francia sí entienden que el verdadero hechizo y atractivo de ésta Fiesta, siempre lo dará la presencia de su Majestad El Toro Bravo.