Ideas

* Yamasaki

Su muerte, ayer, pone un crespón de luto en el futbol mexicano: no sólo en el arbitraje.

*

Arturo Yamasaki —peruano de origen— tuvo sus primeros contactos con el futbol mexicano hace medio siglo. Vino a dirigir partidos internacionales, y se convirtió en parte del espectáculo. A diferencia de los silbantes adustos, autoritarios en extremo, él era un árbitro afable. Lejos de enardecer a los jugadores con actitudes de dueño partido, Arturo dialogaba con ellos.  ¡Sonreía...! Con los que sistemáticamente le recriminaban sus decisiones, tenía la paciencia de esperar a que cometieran algún error craso. “¿Ya ves? —les decía entonces—: ¡tú también te equivocas, y yo no te reclamo!”).

Se enroló al arbitraje mexicano como instructor, en reemplazo del italiano Diego de Leo. Ya “pitaba” en México cuando entró a la historia al dirigir “El Partido del Siglo”, como se llamó al Italia-Alemania en semifinales del Mundial de 1970.

*

Continuó por varios años como “El Profesor” por antonomasia de la Comisión de Arbitraje. Fueron hechura suya, en gran medida, varios de los silbantes que llegarían a ser mundialistas: Abel Aguilar, Alfonso González Archundia, Mario Rubio, Arturo Bricio... Más allá de los innumerables cursos, entrevistas y conferencias que sustentó sobre el tema que fue su vida, dejó un Reglamento del Futbol Ilustrado.

Fue, en estas mismas páginas, en sus años de residencia en Guadalajara, uno de los primeros árbitros que se convirtieron en columnistas especializados en analizar, precisamente, el trabajo de los silbantes. Lo hacía con sobrado conocimiento de causa... pero, también, con respeto; con consideraciones al margen que el mismo Reglamento establece como parámetro por excelencia en la aplicación de las reglas: el criterio del árbitro, identificado con la buena fe y el profesionalismo en la mejor de sus acepciones. Lo hacía sin la prepotencia de quienes, con la ventaja de haber visto varias repeticiones, desde diversos ángulos; de contar con tiempo sobrado para analizar las acciones polémicas; de haber discutido los puntos controversiales y de haber matizado y aun modificado diametralmente los que habían establecido inicialmente, se abrogan, de manera por demás desleal y ventajosa — “lobos del hombre”, al final de cuentas—, a la ley de sus pistolas, el rol de implacables jueces del juez.

*

Como árbitro, como hombre de futbol, como persona, Arturo Yamasaki dejó huella de su paso por este mundo.

Descanse en paz.
 

Sigue navegando