* “Gatitos”
¿Cuánto tiempo hacía que los seguidores del Guadalajara no recibían, por cuenta de su equipo bienamado, tanta felicidad como la de anoche…?
En lo que los amantes de las estadísticas se empolvan las pestañas para responder a esa interrogante, se impone asociar el categórico (rotundo, escandaloso, aplastante, etc.) 4-0 de anoche, con aquella rivalidad mediática que los dirigentes rojiblancos alimentaron, de cara a sus partidos ante los “Pumas”, mediante el desplegado en que las “Chivas” hacían suya la frase de Piolín, referida a Silvestre, y que de alguna manera reivindica al supuesto débil con respecto al supuesto fuerte:
—Me pareció ver un lindo gatito…
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Curioso: los dos finalistas del torneo anterior fueron rivales, en esta jornada, de los dos cuadros tapatíos. Dos cuadros, estos últimos —hay que reconocerlo— que han andado de capa caída…
Ambos, sin embargo, los dejaron, en mayor o menor medida, humillados y ofendidos: el Atlas al levantarse de un 2-0 para sacar el empate a dos de la casa del campeón, y hacer bueno el pronóstico de uno de sus simpatizantes: “Ya le quitó lo invicto al Pachuca; y ahora le toca visitar al campeón: ¡Esos son los partidos en que el Atlas paga, con las de cal, todas las de arena que acumula en otras jornadas…!”; las “Chivas”, al conseguir su primera victoria como local —a cambio de dos como visitante—, sin dejar la menor duda sobre sus merecimientos.
Que los “Pumas” fueran, prácticamente durante los 90 minutos de partido, una réplica del equipo incoloro, apático, inconsistente, des dibujado que fueron los “Tigres” en el segundo tiempo ante los rojinegros, no va, en manera alguna, en deterioro de los merecimientos de los rayados.
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Sin el “Dedos” López y sin Bravo en su alineación inicial —el primero entró a la cancha ya al final, sólo a ganar la prima, cuando la historia del partido ya estaba escrita—, los rojiblancos dieron la razón a Matías Almeyda cuando anunció, a cierta altura del certamen, que resultaba imperativo utilizar otra fórmula, porque la acostumbrada había mostrado su inoperancia…
Las presencias de Zaldívar y Cisneros dieron al equipo no sólo la frescura, la alegría y la dinámica que se habían perdido; le dieron, por sobre todas las cosas, el orden defensivo y la solvencia ofensiva que permiten aventurar la hipótesis de que, en efecto, ya empieza verse “otro Guadalajara”.
Al tiempo…