* Estaba escrito…
El del Guadalajara, ayer, paradójicamente, fue un empate con sabor a triunfo… Dejó en el paladar de los aficionados, en efecto, sabor a triunfo, porque para rescatarlo fue necesario remontar un marcador que prácticamente desde el primer minuto del partido era adverso. Dejó sabor a triunfo, también, porque, combinado con los mediocres de otros equipos teóricamente llamados a ser protagonistas pero convertidos en extras de la película –León y Tigres, muy señaladamente—, el resultado abre de par en par las puertas a la clasificación de los rayados, máxime que los dos compromisos que tiene pendientes en la liga, con Pumas y Monterrey como adversarios, parecen propicios para redondear la empresa. Sin embargo…
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Sin embargo, el partido de ayer sembró bastantes dudas con respecto a las perspectivas de las “Chivas”…
Ricardo La Volpe admitió, luego del triunfo en Pachuca, en su debut como timonel rojiblanco, que “no se jugó bien”. Su aportación principal en ese encuentro fue, pues, a todas luces, el trébol de cuatro hojas. Pero si aquel era un partido que se debía perder, porque los “Tuzos” eran locales y lo venían haciendo mejor que el de los rayados, el de ayer era un partido que se debía ganar, porque se jugaba en casa y porque la mediocridad ha sido el sello del Morelia en esta temporada. En consecuencia, el empate de ayer, ante un rival indolente y conformista, debió dejar, también, cierta sensación de desagrado.
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El Atlas, en ese aspecto, es hermano de desgracias del Guadalajara. La derrota del sábado, como visitante del Querétaro, dejó la salvación de los rojinegros en manos de terceros… Eso, por una parte. Por la otra, la perspectiva de entrar a la “Liguilla” –lo cual, dicho sea de paso, con el sistema de competencia vigente en el futbol mexicano está al alcance de cualquier hijo de vecino— se desvaneció, principalmente porque no se ve cómo un equipo que no supo sacar los resultados que se requerían ante rivales de medio pelo, vaya a sacarlos ante Toluca y Tigres, oponentes que se antojan mucho más respetables. Aunque, en tratándose del Atlas, ya se sabe cuál es la marca de la casa…
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Lo trascendental –aunque previsible— de la jornada, en todo caso, fue el desenlace del capítulo del descenso, en la consabida Crónica de una Muerte Anunciada…