- ¿Resil…qué?
¡Nunca deja uno de sorprenderse ni de aprender cosas, señor…!
Ayer mismo, sin ir más lejos, nos levantamos con la noticia de que el mundo reconoce, aprecia y hasta recompensa a Guadalajara con un millón de dólares por una virtud que sus habitantes —merced a otra virtud que sí nos reconocemos: la modestia, precisamente—, hasta ayer no habíamos incluido, jamás, en el amplio catálogo de nuestras galas morales: la resiliencia.
-II-
El premio, pues, no se debe a tópicos antañones como la belleza de sus mujeres, la galanura de sus hombres y la amabilidad, en general, de los tapatíos; (ni, como cuando desde España nos otorgaron “La Escoba de Plata” como reconocimiento del mundo a la muy cuestionable limpieza de la ciudad). Sí a la resiliencia, de la que vinimos a aprender que es un vocablo derivado del inglés “resilience” y éste a su vez del latín “resiliens, -entis”, participio activo del verbo “resilere” (que no tiene equivalente en español), y significa saltar hacia atrás, rebotar o replegarse; la resiliencia, pues, según la Academia, es la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.
Al enterarse, en Washington, de que el Área Metropolitana de Guadalajara fue incluida en la nómina de cien "resilient cities” (ciudades resilientes) y recibirá, en tal virtud, un financiamiento por un millón de dólares de la Fundación Rockefeller, el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, constató que el mundo reconoce —ejem, ejem…— otros atributos peculiares de los tapatíos: lo estoico de sus habitantes y lo chipocludo de sus gobernantes, que, sumados, conforman la susodicha resiliencia. Los “agentes perturbadores” o “situaciones adversas” que hicieron aflorar tal virtud, serían las explosiones del 22 de abril del ’92, inundaciones, huracanes “y otros eventos que han golpeado o lastimado a Jalisco y al Área Metropolitana de Guadalajara” (no se hace referencia a ninguno de los gobiernos estatales o municipales que han pasado por estas “tierras de Dios y de María Santísima”), e hicieron que la ciudad, según los otorgantes del reconocimiento, “mejorara su capacidad de reacción y prevención”.
-III-
Se desconoce qué destino se dará a los cerca de 20 millones de pesos (al tipo de cambio actual) del premio: si a reforzar las estructuras de la Protección Civil… o a más gasto burocrático.
>Si fuera lo primero, estupendo. Si es lo segundo…, a resignarse.
(Total: a resilientes —o como se diga—, casi nadie nos gana…).