Entretenimiento
Everardo González, persistencia de acero
El documental relata la vida de los habitantes de un ejido llamado ''Cuates de Australia'', en Coahuila
GUADALAJARA, JALISCO (08/FEB/2013).- "Se trata de cerrar un ciclo". Así comienza la entrevista con Everardo González. La charla es telefónica, pero en su voz se adivina una mezcla de alegría y agotamiento. Alegría, porque ''Cuates de Australia'', el documental en el que empeñó los últimos cuatro años de su vida, finalmente llega a las salas comerciales de México. Agotamiento porque fueron meses de luchar para tener un lugar en la cartelera. Luchar por los recursos. Luchar por las pantallas. Luchar por el apoyo. "Y finalmente, el ciclo de cierra".
Bajo el cándido nombre de ''Cuates de Australia'', Everardo González cuenta una historia que nada tiene que ver con ese Continente. El documental relata la vida de los habitantes de un ejido llamado ''Cuates de Australia'', en Coahuila. A la pobreza y hambruna que azota la zona, se suma un problema aún más grave: Se les está terminando el agua.
El ánimo y la nobleza con la que los pobladores afrontan su situación, contrasta con la crudeza y la pobreza que los rodea. Aunque el retrato camina sobre la realidad, muchas veces parece rebasar las fronteras de la ficción.
''Cuates de Australia'' ya sabe lo que es ser proyectada ante el público tapatío. Participó en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) en 2012, donde ganó el premio Mayahuel a Mejor documental. Ahora vuelve, a conquistar la taquilla comercial. A cerrar un capítulo.
"Me siento muy contento", afirma el realizador, y agrega: "La película tuvo su primera proyección en Guadalajara, y estando allí, tuvo fortuna, una patada de la suerte (risas). Para mí, el FICG es un evento que siempre le proporciona fortuna a mis películas. En marzo del año pasado ganó, y de allí vino un recorrido que me dejó muy contento con lo que ha pasado con la película".
-Pese al camino complejo que siempre enfrenta un documental para su exhibición, Guadalajara le terminó trayendo buena suerte a "Cuates de Australia", ¿no?
-"(Risas), En efecto. Después de un año, llega a Guadalajara, ahora a las salas comerciales. Sí, con un camino complejo, porque para que la película se encuentre en este punto tuvo que pasar por muchos pasos complicados.
Creo que cuando hay un documental que está proyectándose a nivel comercial, es motivo de satisfacción, y estoy muy contento de que pase con mi película".
-Muchos documentales se quedan en el camino, en buena medida, por la falta de recursos, ¿Cómo paliaste tú ese problema?
"Salió gracias a un beneficio (económico) que surgió el año pasado, a través de Conaculta e Imcine. Fue un fondo para el apoyo de distribución de películas, pero que también presta auxilio a danza, teatro, fotografía. Ayuda a amortizar un poco, a productores y distribuidores, específicamente la cuota que exige el exhibidor para la proyección.
Si no hubiera sido por este fondo, no habría llegado al circuito comercial".
-Últimamente los documentales han tenido más suerte en taquilla, ¿eso no anima a los exhibidores a darles un mayor espacio?
-"Para exhibidores y distribuidores, el documental sigue siendo un material de alto riesgo. Siempre tienen público, eso está comprobado, allí está el ejemplo de De panzazo, Presunto culpable, que independientemente del respaldo que tuvieron de la cadena de exhibición, comprueban que la gente quiere ver documental. No es un mal del género, como lo suponemos siempre. Tiene que ver con voluntades".
-¿Cuáles son los temas que les inquietan más a los documentalistas mexicanos?
-"El documental se construye a partir de realidades ajenas a la que enfrentan los cineastas, tocan mucho más aquellas historias de lo colectivo. Se salen de las burbujas de confort en las que vivimos, que a veces nos dan una visión muy reducida de lo que es el mundo.
El documentalista sale a conocer la realidad del otro y encontrar lo que la relaciona con la propia. Eso es lo que ha provocado que se sigan haciendo documentales que no necesariamente tienen que ser una rama de las ciencias sociales, o de la antropología o la sociología o de la etnografía. Eso ha cambiado mucho la forma de narrar dentro de los documentales".
-¿Entonces a dónde se están dirigiendo ahora las historias?
-"Hoy el documental es narrativo, emocionante, conmovedor, impactante, y se convierte en una pieza sólida cinematográfica, a diferencia de los trabajos que se hacían en la década de los ochenta, donde básicamente nos iban a dar una clase, o a explicar un fenómeno.
El documental es hoy, o al menos el tipo que me interesa hacer a mí, películas narrativas. Ojo, que no ficción. La diferencia es que están enteramente basadas en la realidad, interpretadas por personas reales, con escenarios verídicos. No hay reconstrucción, pero la narrativa es prácticamente la de una película de ficción".
-¿Tú no definirías a "Cuates de Australia" como un "documental" en el sentido más puro de la palabra?
-"Si ven ''Cuates de Australia'', se darán cuenta que no es una película necesariamente sobre la sequía. Eso es un mero detonante dramático, se hace relevante por el problema social y ecológico.
De lo que realmente se trata la película es de un pueblo que espera la lluvia. Lo que permite el documental es contar las cosas de otra manera, y es algo que agrada al público, y es algo que siempre tenemos que buscar, conectar con la gente, sobre todo si no queremos quedarnos únicamente en el nicho que siempre ve documentales".
-¿Qué tanto estás explotando las posibilidades técnicas que te da el cine?
-"Todas. Mucha gente ve el documental como un género de la televisión, pero esta película está fotografiada, diseñada y construida a nivel sonoro para la pantalla grande. Su narrativa es de cine, y por eso para mí es importante que llegue a las salas".
-En México el documental es un género al que le faltan espacios, todo eso pese a que presumimos de grandes directores. ¿Toda esta situación no ha terminado por crear un aura de derrotismo en el gremio?
-"No lo sé, pero sé que no tiene que haber derrotismo. Yo creo que este problema de exhibición nos incluye a todos los que hacemos cine, que no se respetan los tiempos de la industria, porque eso le pasa a las películas pensadas de exhibición comercial también. Les pasa a las películas de ficción, documentales y animación.
Golpea a la cinematografía, no solo la mexicana, sino a la industria en general, porque hoy en estos tiempos donde lo público trabaja para lo privado, el exhibidor ve en el cine solo una posibilidad de hacer o de perder dinero, no valora la relevancia de la obra para el ser humano. Mientras eso suceda, por supuesto que vamos a tener muchos problemas".
La frase
"No podemos hacer películas pensadas solamente en hacer dinero, aunque queda claro que el documental puede generar ganancias, pero ese no debe ser el fin".
Everardo González, director de ''Cuates de Australia''
Cuates de Australia / Funciones en Cinépolis Galerías y Centro Magno
EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ
Bajo el cándido nombre de ''Cuates de Australia'', Everardo González cuenta una historia que nada tiene que ver con ese Continente. El documental relata la vida de los habitantes de un ejido llamado ''Cuates de Australia'', en Coahuila. A la pobreza y hambruna que azota la zona, se suma un problema aún más grave: Se les está terminando el agua.
El ánimo y la nobleza con la que los pobladores afrontan su situación, contrasta con la crudeza y la pobreza que los rodea. Aunque el retrato camina sobre la realidad, muchas veces parece rebasar las fronteras de la ficción.
''Cuates de Australia'' ya sabe lo que es ser proyectada ante el público tapatío. Participó en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) en 2012, donde ganó el premio Mayahuel a Mejor documental. Ahora vuelve, a conquistar la taquilla comercial. A cerrar un capítulo.
"Me siento muy contento", afirma el realizador, y agrega: "La película tuvo su primera proyección en Guadalajara, y estando allí, tuvo fortuna, una patada de la suerte (risas). Para mí, el FICG es un evento que siempre le proporciona fortuna a mis películas. En marzo del año pasado ganó, y de allí vino un recorrido que me dejó muy contento con lo que ha pasado con la película".
-Pese al camino complejo que siempre enfrenta un documental para su exhibición, Guadalajara le terminó trayendo buena suerte a "Cuates de Australia", ¿no?
-"(Risas), En efecto. Después de un año, llega a Guadalajara, ahora a las salas comerciales. Sí, con un camino complejo, porque para que la película se encuentre en este punto tuvo que pasar por muchos pasos complicados.
Creo que cuando hay un documental que está proyectándose a nivel comercial, es motivo de satisfacción, y estoy muy contento de que pase con mi película".
-Muchos documentales se quedan en el camino, en buena medida, por la falta de recursos, ¿Cómo paliaste tú ese problema?
"Salió gracias a un beneficio (económico) que surgió el año pasado, a través de Conaculta e Imcine. Fue un fondo para el apoyo de distribución de películas, pero que también presta auxilio a danza, teatro, fotografía. Ayuda a amortizar un poco, a productores y distribuidores, específicamente la cuota que exige el exhibidor para la proyección.
Si no hubiera sido por este fondo, no habría llegado al circuito comercial".
-Últimamente los documentales han tenido más suerte en taquilla, ¿eso no anima a los exhibidores a darles un mayor espacio?
-"Para exhibidores y distribuidores, el documental sigue siendo un material de alto riesgo. Siempre tienen público, eso está comprobado, allí está el ejemplo de De panzazo, Presunto culpable, que independientemente del respaldo que tuvieron de la cadena de exhibición, comprueban que la gente quiere ver documental. No es un mal del género, como lo suponemos siempre. Tiene que ver con voluntades".
-¿Cuáles son los temas que les inquietan más a los documentalistas mexicanos?
-"El documental se construye a partir de realidades ajenas a la que enfrentan los cineastas, tocan mucho más aquellas historias de lo colectivo. Se salen de las burbujas de confort en las que vivimos, que a veces nos dan una visión muy reducida de lo que es el mundo.
El documentalista sale a conocer la realidad del otro y encontrar lo que la relaciona con la propia. Eso es lo que ha provocado que se sigan haciendo documentales que no necesariamente tienen que ser una rama de las ciencias sociales, o de la antropología o la sociología o de la etnografía. Eso ha cambiado mucho la forma de narrar dentro de los documentales".
-¿Entonces a dónde se están dirigiendo ahora las historias?
-"Hoy el documental es narrativo, emocionante, conmovedor, impactante, y se convierte en una pieza sólida cinematográfica, a diferencia de los trabajos que se hacían en la década de los ochenta, donde básicamente nos iban a dar una clase, o a explicar un fenómeno.
El documental es hoy, o al menos el tipo que me interesa hacer a mí, películas narrativas. Ojo, que no ficción. La diferencia es que están enteramente basadas en la realidad, interpretadas por personas reales, con escenarios verídicos. No hay reconstrucción, pero la narrativa es prácticamente la de una película de ficción".
-¿Tú no definirías a "Cuates de Australia" como un "documental" en el sentido más puro de la palabra?
-"Si ven ''Cuates de Australia'', se darán cuenta que no es una película necesariamente sobre la sequía. Eso es un mero detonante dramático, se hace relevante por el problema social y ecológico.
De lo que realmente se trata la película es de un pueblo que espera la lluvia. Lo que permite el documental es contar las cosas de otra manera, y es algo que agrada al público, y es algo que siempre tenemos que buscar, conectar con la gente, sobre todo si no queremos quedarnos únicamente en el nicho que siempre ve documentales".
-¿Qué tanto estás explotando las posibilidades técnicas que te da el cine?
-"Todas. Mucha gente ve el documental como un género de la televisión, pero esta película está fotografiada, diseñada y construida a nivel sonoro para la pantalla grande. Su narrativa es de cine, y por eso para mí es importante que llegue a las salas".
-En México el documental es un género al que le faltan espacios, todo eso pese a que presumimos de grandes directores. ¿Toda esta situación no ha terminado por crear un aura de derrotismo en el gremio?
-"No lo sé, pero sé que no tiene que haber derrotismo. Yo creo que este problema de exhibición nos incluye a todos los que hacemos cine, que no se respetan los tiempos de la industria, porque eso le pasa a las películas pensadas de exhibición comercial también. Les pasa a las películas de ficción, documentales y animación.
Golpea a la cinematografía, no solo la mexicana, sino a la industria en general, porque hoy en estos tiempos donde lo público trabaja para lo privado, el exhibidor ve en el cine solo una posibilidad de hacer o de perder dinero, no valora la relevancia de la obra para el ser humano. Mientras eso suceda, por supuesto que vamos a tener muchos problemas".
La frase
"No podemos hacer películas pensadas solamente en hacer dinero, aunque queda claro que el documental puede generar ganancias, pero ese no debe ser el fin".
Everardo González, director de ''Cuates de Australia''
Cuates de Australia / Funciones en Cinépolis Galerías y Centro Magno
EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ