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Rusia presume su arte

El ballet, la ópera, los grandes compositores y vestigios soviéticos, los ingredientes de la inauguración

SOCHI, RUSIA (08/FEB/2014).- La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Sochi fue una gran fiesta, no tanto del deporte, como de las bellas artes, en la que los espectadores parecieron asistir a un espectáculo teatral más que deportivo.

Al margen del caviar y el vodka, el mundo vincula a los rusos con el ballet, la ópera, los grandes compositores y las vanguardias de principios de siglo XX, por lo que los organizadores apostaron por rendirse al clasicismo.

En vez de un esquiador o una patinadora, la estrella fue una niña vestida de blanco, de nombre Luba, la prima donna del teatro Bolshói, Svetlana Zajárova, y la famosísima soprano Anna Netrebko.

''El Lago de los Cisnes'' de Chaikovski y la ''Danza del Sable'' de Jachuturián hicieron olvidar las canciones de los Beattles y el rock de los Rolling Stones de la inauguración de Londres en 2012.

Por si había alguna duda que Sochi está en Rusia, acróbatas y artistas de circo, arte que en este país es venerado, mostraron al público grandes globos con cúpulas en forma de cebolla, signo de identidad de este país.

Mientras, el líder ruso, Vladímir Putin, asistía al espectáculo acompañado de numerosos mandatarios, pero a su izquierda había una mujer, Irina Skvortsova, lo que despertó al principio toda clase de suposiciones.

No obstante, Skvortsova es una joven deportista rusa que sufrió en 2009 una gravísima lesión durante un entrenamiento de bobsleigh que le tuvo en coma durante varios meses, tragedia que tuvo en vilo a los rusos.

También hubo tiempo para rendir tributo a las vanguardias soviéticas y al realismo socialista con carteles, eslóganes comunistas, la famosa escultura “El obrero y la koljosiana” y, como no, la hoz y el martillo de la bandera soviética.

El desfile también pareció más un pase de modelos, que una parada de deportistas de élite, ya que la delegación italiana llevaba diseños de Armani; los franceses de Lacoste, y los estadounidenses de Ralph Lauren.

El país anfitrión apostó por Bosco, muy criticado por sus desfasados estampados, pero ésta vez los anorak estilo esquimal parecieron los más adecuados para unos juegos blancos.

Tailandia no es precisamente una potencia en deportes de invierno, pero esto no frenó a la popular violinista Vanessa Mae, que representará al país asiático en el eslalom gigante de esquí alpino.

En la ceremonia no se vio el temido arcoíris, el símbolo de las minorías sexuales, pero pocos son los que dudan que algunos deportistas recurrirán a ese símbolo para protestar contra la ley que prohíbe la propaganda homosexual en Rusia.

EFE

Íconos locales para el climax


El punto culminante de la ceremonia, que se prolongó durante dos horas y 40 minutos, fue el último relevo de la antorcha, el más largo de la historia, ya que recorrió más de 65 mil kilómetros durante 123 días, e incluso viajó al espacio y al Polo Norte.

Aunque reside en Estados Unidos desde los 7 años, la tenista Maria Sharápova, embajadora de Sochi 2014, fue la elegida para llevar la llama olímpica al Estadio Fisht, que toma su nombre de una montaña del Cáucaso.

En el relevo también participó la legendaria pertiguista Yelena Isinbáyeva, que está embarazada de varios meses, y la campeona olímpica de gimnasia rítmica, Alina Kabaeva, actual diputada.

También tuvieron sus momentos de gloria al portar la bandera olímpica el cineasta Nikita Mijalkov, galardonado con un Oscar y premios en Cannes y Venecia, y la primera cosmonauta de la historia, Valentina Tereshkova.

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