Deportes
Moscú, ¡un caos!
Everardo Soto, enviado
Moscú, Rusia.- La final de la Liga de Campeones puso de cabeza a la
capital de este país, y con ella a los miles de seguidores que han llegado
para estar presentes en el evento.
Y es que ha pesar de que Moscú ha tratado de ¨occidentalizarse¨ desde hace
17 años (1991) que se desintegró la Unión Soviética, hay cosas que
salieron de las manos de los organizadores rusos y de la propia Unión
Europea de Futbol (UEFA) para el evento de mañana, que trajo consigo a
casi 50 mil seguidores del Chelsea y Manchester United.
Una de estas cuestiones es el aspecto hospedaje.
No era un secreto que la capacidad hotelera de la ciudad no sería
suficiente para albergar a todos los seguidores, esto sin contar a
reporteros de prensa, radio y cadenas de televisión, más otros turistas
que ya se encuentran o tienen reservaciones para venir aquí en estas
fechas.
Si alguien no planeó su viaje y se vino con la esperanza de encontrar por
lo menos un hostal, sufrirá.
La capacidad hotelera ya está llena al 100 por ciento.
Una opción es trasladarse a San Petersburgo, que también podría
hospedarlos, el único ¨pero¨ es que dicha ciudad, antes llamada
Leningrado, se encuentra a 8 horas de distancia en tren.
Amen del aspecto hospedaje, el caos de Moscú comienza en el aeropuerto.
Ya sea que se llegue al Internacional de Sheremetyevo o al más local
Domodedovo, las largas filas para pasar aduana son interminables.
Rusia, a diferencia de otros países europeos, requiere una visa, tipo
Estados Unidos, para entrar al país, la cual se debe tramitar antes de
llegar.
Sin embargo, el estudio y los cuestionamientos que hacen los agentes a
cada persona que entra es muy minucioso, por lo que se hace exageradamente
tardado y las filas crecen con cada vuelo que llega.
Cuando por fin se ingresa al país, el siguiente inconveniente a la vista
es el problema de comunicación. Aquí casi nadie habla en inglés, mucho
menos en español, francés, alemán u otro idioma de los más usuales en el
mundo.
Rusia es tradicionalista hasta la médula, por lo que desde cualquier
aviso, anuncio, letrero en las calles y casas de cambio, hasta en los
menús de restaurante y estaciones del metro, cualquier cosa está escrita
en el idioma de este país, con letras que son muy diferentes a las del
mundo occidental.
Sin embargo, hay cosas que contrarrestan los tragos amargos descritos
anteriormente, y esto es el museo en sí que es toda la ciudad con sus
catedrales, palacios y puentes, las obras de arte que se encuentran en las
estaciones del metro (calificado como el mejor del mundo por su rapidez y
belleza), y la exagerada amabilidad de sus habitantes, que quizás sabiendo
que el visitante del mundo occidental pasará por ciertos contratiempos,
trata de aligerarle los problemas, por lo menos en lo que se logra
entender el mecanismo de este país.
capital de este país, y con ella a los miles de seguidores que han llegado
para estar presentes en el evento.
Y es que ha pesar de que Moscú ha tratado de ¨occidentalizarse¨ desde hace
17 años (1991) que se desintegró la Unión Soviética, hay cosas que
salieron de las manos de los organizadores rusos y de la propia Unión
Europea de Futbol (UEFA) para el evento de mañana, que trajo consigo a
casi 50 mil seguidores del Chelsea y Manchester United.
Una de estas cuestiones es el aspecto hospedaje.
No era un secreto que la capacidad hotelera de la ciudad no sería
suficiente para albergar a todos los seguidores, esto sin contar a
reporteros de prensa, radio y cadenas de televisión, más otros turistas
que ya se encuentran o tienen reservaciones para venir aquí en estas
fechas.
Si alguien no planeó su viaje y se vino con la esperanza de encontrar por
lo menos un hostal, sufrirá.
La capacidad hotelera ya está llena al 100 por ciento.
Una opción es trasladarse a San Petersburgo, que también podría
hospedarlos, el único ¨pero¨ es que dicha ciudad, antes llamada
Leningrado, se encuentra a 8 horas de distancia en tren.
Amen del aspecto hospedaje, el caos de Moscú comienza en el aeropuerto.
Ya sea que se llegue al Internacional de Sheremetyevo o al más local
Domodedovo, las largas filas para pasar aduana son interminables.
Rusia, a diferencia de otros países europeos, requiere una visa, tipo
Estados Unidos, para entrar al país, la cual se debe tramitar antes de
llegar.
Sin embargo, el estudio y los cuestionamientos que hacen los agentes a
cada persona que entra es muy minucioso, por lo que se hace exageradamente
tardado y las filas crecen con cada vuelo que llega.
Cuando por fin se ingresa al país, el siguiente inconveniente a la vista
es el problema de comunicación. Aquí casi nadie habla en inglés, mucho
menos en español, francés, alemán u otro idioma de los más usuales en el
mundo.
Rusia es tradicionalista hasta la médula, por lo que desde cualquier
aviso, anuncio, letrero en las calles y casas de cambio, hasta en los
menús de restaurante y estaciones del metro, cualquier cosa está escrita
en el idioma de este país, con letras que son muy diferentes a las del
mundo occidental.
Sin embargo, hay cosas que contrarrestan los tragos amargos descritos
anteriormente, y esto es el museo en sí que es toda la ciudad con sus
catedrales, palacios y puentes, las obras de arte que se encuentran en las
estaciones del metro (calificado como el mejor del mundo por su rapidez y
belleza), y la exagerada amabilidad de sus habitantes, que quizás sabiendo
que el visitante del mundo occidental pasará por ciertos contratiempos,
trata de aligerarle los problemas, por lo menos en lo que se logra
entender el mecanismo de este país.