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Atuendo futbolero

“El estilo debería ser el hombre, pero suele ser la máscara”. Conde de Bufón.

Cuando perdía 3-1 en el minuto 79 y necesitaba remontar el marcador para mantener intactas sus posibilidades de calificar, Raúl Arias enseñó que su cabeza actúa distinto a cualquier aficionado desesperado en la tribuna: sacó a su único delantero Omar Bravo para meter un volante de contención como Patricio Araujo. El objetivo: evitar una goleada mayor, cuando lo lógico indicaba que metiera a otro delantero para tratar de acercarse en el marcador.

Pero ese es el Raúl Arias que contrató Jorge Vergara para dirigir a Chivas. Arias es de los que cree que “genio y figura, hasta la sepultura”.

Pocas veces Chivas tuvo una mejor oportunidad de ganar en Morelia que la de ayer. El árbitro los puso en ventaja numérica al expulsar (correctamente, dicho sea de paso) al portero Moisés Muñoz por una falta sobre el “Chicharito” Hernández, quien ejecutó bien el penal y puso adelante al Guadalajara 1-0. Ese era el momento del entrenador: atacar sistemáticamente para aumentar la ventaja, aprovechando la inferioridad numérica del Morelia y el desconcierto derivado de ir perdiendo en el marcador y en la parte anímica. Pero, ¿como atacar, si el entrenador lo único que exige es defender? No aprovecharon la ocasión y ya casi para terminar el primer tiempo fue expulsado Javier “Chicharito” Hernández, el único delantero de su sistema de juego, y las cosas se complicaron de manera irreversible. Morelia hizo tres, pero bien pudo hacerle seis, igual que en partidos anteriores Arias y sus Chivas se salvaron de goleadas ante Pumas y América, gracias a un sistema de juego especulativo in extremis.

Arias es el entrenador que nunca debió llegar a Chivas. Ahora la puerta del despido se ha abierto irremediablemente.

Los partidos en Chivas, por obligación histórica, hay que salir a ganarlos. Pero lamentablemente salir a ganar no es lenguaje de Raúl Arias en el vestidor de Chivas. Él sale a no perder. Impregna al plantel de esa mentalidad. Esa lección que le enseñó hace años su “brother” Carlos Hurtado, es para él dogma de fe cuando acomoda a los equipos en los entrenamientos o en los partidos.

“Los entrenadores que corren son los que pierden, no los que empatan”, les dice Hurtado a sus fieles. Arias es uno de sus mejores discípulos. Y la lección le ha redituado porque habiendo ganado su único título hace 11 años, sigue cobrando millones de dólares con su futbol mezquino, especulador y miserable.

Tomás Boy, uno de los entrenadores que el poderoso promotor Carlos Hurtado bloquea para que no dirija porque no es de su establo, debió gozar como bebé frente al biberón la victoria sobre Arias, porque son dos estilos contrarios a la hora de afrontar el futbol y la vida.

En materia de números, Chivas acumuló ayer su tercera derrota consecutiva, todas merecidas, aunque no todas con el marcador que debió ser: 1-0 ante Santos, que salió barato; 1-0 ante América, cuando debieron ser goleadas y ayer, 3-1 ante Morelia, que también fue poco para la diferencia entre un equipo y otro durante los 90 minutos del juego.

La decisión sobre el futuro de Chivas podría posponerse hasta el final del torneo, por el compromiso adquirido entre Arias y el “payasón” Vergara (así lo llamó Raúl a Jorge en su presentación), aunque también podría anticiparse si el nuevo presidente deportivo Rafael Lebrija decide realizar un golpe de timón justo ahora, con tres derrotas consecutivas encima, y tres partidos por venir ante Indios, Atlas y Cruz Azul.

Con este plantel de Chivas, el segundo lugar sería un simple trámite en el grupo porque ni Atlas, ni San Luis, ni Querétaro ni muchos menos Indios son rivales para pelear la calificación ante el Guadalajara.

Es lamentable lo que pasa con Chivas en la tabla de posiciones. Pero más daña el cambio de filosofía. El dueño pregonó siete años un enamoramiento por el futbol ofensivo. Con Arias sucedió una traición histórica. ¿Podría cambiar ante Indios, al que por obligación se le tiene que ganar y golear? No. Ni las declaraciones de Vergara a través de los medios, ni la presión personal de Lebrija, ni las súplicas del Cardenal harán que Arias cambie su concepción del futbol especulativo. Nunca lo hará porque con ese estilo miserable ha facturado millones y millones de dólares en su cuenta bancaria.

Chivas se equivocó con Arias. ¿Quién será el valiente que reconozca este grave error?

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