Deportes
Atuendo futbolero
“Sólo el hombre íntegro es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores”. Benjamín Franklin.
Es una historia de cúpula que la saben perfectamente los actores. En las negociaciones para renovar el contrato de Chivas con Televisa (de 2008 a 2013) ambas partes hicieron concesiones. No todas ellas tenían relación con el dinero. Una petición muy específica fue la Selección nacional.
Ante el inminente fracaso de Hugo Sánchez, el dueño de Chivas recibió como concesión el manejo de la representación nacional. Sería él, disfrazado por un Comité de Selecciones Nacionales, el que determinaría quién de los candidatos finalmente se encargaría de tratar de calificar a México al Mundial de Sudáfrica 2010.
Prospectados varios candidatos, con Javier Aguirre comprometido con el Atlético de Madrid, y Luiz Felipe Scolari con el Chelsea, en el abanico de posibilidades Jorge Vergara empujó la candidatura del sueco Sven Goran Eriksson, con un gran palmarés de 19 títulos en Portugal, Italia y Suecia, además de dirigir en dos mundiales a la Selección inglesa, todo eso en una dilatada experiencia de 30 años como entrenador.
Con Eriksson la Selección tuvo una particularidad: fue terrible como visitante. Los números finales de sus 10 meses de trabajo fueron 13 partidos dirigidos, con seis victorias, un empate y seis derrotas. En todos los partidos de visitante nunca ganó, ni en el cuadrangular ni en el hexagonal. Lo único que rescató fuera de nuestro país fue un empate angustioso 2-2 ante Canadá. Fuera de territorio mexicano ganó dos amistosos y perdió seis, entre oficiales eliminatorios y amistosos. Metió 19 goles en 13 partidos y recibió 15.
Por eso cuando fue despedido el 2 de abril de 2009, Eriksson no se quejó, aunque le dolió salir: “No importa mucho si es justo o no. Pero si personalmente me preguntan si me parece justo, yo les diré que no, porque pensé que era el hombre que iba a dirigir hasta el Mundial. Pero en la vida del futbol esto es así. El presidente de la Federación (Justino Compeán) y Néstor (De la Torre) no pueden cambiar a once jugadores, pero sí al director técnico. Tengo que aceptar esto, sin hacer un drama personal”.
Uno de los que peor se portó con Eriksson fue Raúl Arias, quien advirtió que el sueco ni se atreviera a visitarlo en San Luis, donde trabajaba entonces, “porque ni siquiera le vamos a abrir la puerta”.
Así es la vida: el defensor número uno de Eriksson, Jorge Vergara, hoy contrató como entrenador de Chivas al enemigo público número uno de Eriksson, Raúl Arias.
Por eso sorprenden mucho las declaraciones del viernes pasado de Vergara, quien critica a Rafael Márquez porque dijo lo que 100 millones de mexicanos piensan: que fue un torpeza monumental haber contratado a Eriksson, que no conocía al futbol mexicano, ni el idioma español, ni la zona de Concacaf. O sea: vino a ciegas a dirigir a un país, simplemente para llevarse algunos millones de euros.
Vergara dijo el viernes (aquella promesa de que no hablaría dos meses fue, como siempre, puro cuento): “Yo creo que si (Eriksson) hubiera tenido el tiempo suficiente no hubiera sido un error, en primer lugar. En segundo lugar, los que hablan de que fue un error son todos los que propusieron que no llegara y que no estuviera. Entonces es muy triste que a toro pasado tengan el valor de hablar. Hubieran tenido el valor de hablar cuando se tomó una decisión, no después. Ahora, que ya no tienen miedo de que no los seleccionen, hablan mal de Eriksson, pero cuando él estaba presente ahí no expresaban su opinión”.
Y se dirigió en particular al capitán de la Selección en los dos últimos mundiales, Rafael Márquez: “Todos los jugadores tienen miedo de que si dicen sus verdades no los van a seleccionar, pero yo creo que hay que hablar cuando las cosas se tienen enfrente. Yo le podría contestar a Márquez, ¿y los errores que él ha cometido en la cancha?, ¿las expulsiones a las que se ha hecho acreedor?, ¿las agresiones que ha hecho? Entonces yo creo que si tiene limpia la... ¿cómo dice el dicho? Que tire la primera piedra el que esté libre”.
En lugar de tirar palos de ciego, Vergara se vería más elegante si simplemente aceptara que la contratación de Sven Goran Eriksson, como las que hizo en Chivas con Xabier Azkargorta, con Paco Ramírez y ahora con Raúl Arias (aunque los resultados encubren el cambio de filosofía en Chivas y la molestia de muchos aficionados), fueron errores personales, producto de su desconocimiento del futbol.
Un “lo acepto, me equivoqué”, es impensable en el modus operandi de Vergara. Él vende ilusiones de éxito entre sus adoradores. Por lo tanto, para su auto mercadotecnia, es un error aceptar que es humano y que se equivoca.
Ante el inminente fracaso de Hugo Sánchez, el dueño de Chivas recibió como concesión el manejo de la representación nacional. Sería él, disfrazado por un Comité de Selecciones Nacionales, el que determinaría quién de los candidatos finalmente se encargaría de tratar de calificar a México al Mundial de Sudáfrica 2010.
Prospectados varios candidatos, con Javier Aguirre comprometido con el Atlético de Madrid, y Luiz Felipe Scolari con el Chelsea, en el abanico de posibilidades Jorge Vergara empujó la candidatura del sueco Sven Goran Eriksson, con un gran palmarés de 19 títulos en Portugal, Italia y Suecia, además de dirigir en dos mundiales a la Selección inglesa, todo eso en una dilatada experiencia de 30 años como entrenador.
Con Eriksson la Selección tuvo una particularidad: fue terrible como visitante. Los números finales de sus 10 meses de trabajo fueron 13 partidos dirigidos, con seis victorias, un empate y seis derrotas. En todos los partidos de visitante nunca ganó, ni en el cuadrangular ni en el hexagonal. Lo único que rescató fuera de nuestro país fue un empate angustioso 2-2 ante Canadá. Fuera de territorio mexicano ganó dos amistosos y perdió seis, entre oficiales eliminatorios y amistosos. Metió 19 goles en 13 partidos y recibió 15.
Por eso cuando fue despedido el 2 de abril de 2009, Eriksson no se quejó, aunque le dolió salir: “No importa mucho si es justo o no. Pero si personalmente me preguntan si me parece justo, yo les diré que no, porque pensé que era el hombre que iba a dirigir hasta el Mundial. Pero en la vida del futbol esto es así. El presidente de la Federación (Justino Compeán) y Néstor (De la Torre) no pueden cambiar a once jugadores, pero sí al director técnico. Tengo que aceptar esto, sin hacer un drama personal”.
Uno de los que peor se portó con Eriksson fue Raúl Arias, quien advirtió que el sueco ni se atreviera a visitarlo en San Luis, donde trabajaba entonces, “porque ni siquiera le vamos a abrir la puerta”.
Así es la vida: el defensor número uno de Eriksson, Jorge Vergara, hoy contrató como entrenador de Chivas al enemigo público número uno de Eriksson, Raúl Arias.
Por eso sorprenden mucho las declaraciones del viernes pasado de Vergara, quien critica a Rafael Márquez porque dijo lo que 100 millones de mexicanos piensan: que fue un torpeza monumental haber contratado a Eriksson, que no conocía al futbol mexicano, ni el idioma español, ni la zona de Concacaf. O sea: vino a ciegas a dirigir a un país, simplemente para llevarse algunos millones de euros.
Vergara dijo el viernes (aquella promesa de que no hablaría dos meses fue, como siempre, puro cuento): “Yo creo que si (Eriksson) hubiera tenido el tiempo suficiente no hubiera sido un error, en primer lugar. En segundo lugar, los que hablan de que fue un error son todos los que propusieron que no llegara y que no estuviera. Entonces es muy triste que a toro pasado tengan el valor de hablar. Hubieran tenido el valor de hablar cuando se tomó una decisión, no después. Ahora, que ya no tienen miedo de que no los seleccionen, hablan mal de Eriksson, pero cuando él estaba presente ahí no expresaban su opinión”.
Y se dirigió en particular al capitán de la Selección en los dos últimos mundiales, Rafael Márquez: “Todos los jugadores tienen miedo de que si dicen sus verdades no los van a seleccionar, pero yo creo que hay que hablar cuando las cosas se tienen enfrente. Yo le podría contestar a Márquez, ¿y los errores que él ha cometido en la cancha?, ¿las expulsiones a las que se ha hecho acreedor?, ¿las agresiones que ha hecho? Entonces yo creo que si tiene limpia la... ¿cómo dice el dicho? Que tire la primera piedra el que esté libre”.
En lugar de tirar palos de ciego, Vergara se vería más elegante si simplemente aceptara que la contratación de Sven Goran Eriksson, como las que hizo en Chivas con Xabier Azkargorta, con Paco Ramírez y ahora con Raúl Arias (aunque los resultados encubren el cambio de filosofía en Chivas y la molestia de muchos aficionados), fueron errores personales, producto de su desconocimiento del futbol.
Un “lo acepto, me equivoqué”, es impensable en el modus operandi de Vergara. Él vende ilusiones de éxito entre sus adoradores. Por lo tanto, para su auto mercadotecnia, es un error aceptar que es humano y que se equivoca.