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Atuendo futbolero

“El secreto del futbol no es salir a ganar, sino a no perder”. Carlos Hurtado, promotor.

Hace unos días se encontraron en Paseo de la Reforma, la avenida más emblemática del Distrito Federal. Ambos hacían ejercicio en un día de poco tráfico. Tomás Boy, por un lado, con esa pose de arrogante que a muchos irrita y a otros divierte; y Carlos Hurtado, el poderoso promotor que desde Miami dirige los destinos de muchos movimientos de entrenadores y jugadores en el futbol mexicano.

Boy le dijo: “¿Qué dice el hombre más arrogante del mundo?”. Y Hurtado le respondió: “Más bien dime tú qué dice el hombre más arrogante que he conocido en mi vida”.

Ese día Hurtado puso como ejemplo de éxito a Luis Fernando Tena, Manuel Lapuente y Raúl Arias, porque todos respetan y siguen su regla de oro para mantenerse largos años en un equipo o en el oficio: “El secreto del futbol no es salir a ganar, sino salir a no perder”.

Boy recriminó: “¿Arias? La historia no va a recordar a Arias porque no ha ganado nada con su forma de jugar”. Hoy, Raúl Arias se encuentra en el fondo de la clasificación general con el Necaxa, muy cerca de ser destituido.

La historia de Boy con Hurtado tiene múltiples desencuentros. El mismo Boy recuerda que estando prácticamente arreglado para dirigir a Cruz Azul, Hurtado le sacó de la jugada con una hábil maniobra de inteligencia, al decirle al presidente celeste, Guillermo Álvarez Cuevas, quien como siempre solicitaba la opinión del zar de la promotoría: “¿Boy? Es un gran entrenador, el mejor. Pero es general. Y no te va a permitir ni siquiera acercarte a los jugadores. Si eso quieres, adelante, contrátalo”.

La decisión fue revocada y Cruz Azul nombró técnico a Luis Fernando Tena.

Pero la vida da muchas vueltas. En esta última semana, varias de las piezas que mueve Hurtado se le cayeron como naipes de la mesa.

Morelia despidió a uno de sus más leales entrenadores, Luis Fernando Tena, y en su lugar no nombró a ninguno de los que propuso (Rubén Omar Romano, Isaac Mizrahi y José Luis Trejo), sino que la directiva eligió a uno de sus enemigos, es decir, a Tomás Boy.

Otro de sus leales, Manuel Lapuente, con quien lleva una amistad de muchos años, también fue cesado por Tigres ayer. Hurtado tratará de mover toda su baraja para ofrecer opciones a Enrique Borja, que es otro de sus alfiles a nivel directivo y suele escuchar cualquiera de sus recomendaciones.

Otro de los soldados más fieles de Hurtado puede caer en cualquier momento. Raúl Arias, con ese estilo de jugar que, feo y todo, antes daba resultados y hoy es un absoluto desacato a las reglas de productividad del futbol, pues le armaron un trabuco y ha conseguido dos miserables puntos de 21 disputados y se encuentra con la lumbre del descenso comenzándole a quemar su historia.

Si cae Arias, se derrumbarán tres de los más leales peones de Carlos Hurtado, junto con Luis Fernando Tena y Lapuente, quienes siguieron la norma de salir a no perder, pero en este torneo acumularon más derrotas que empates o triunfos.

La salida de Lapuente también puede marcar el fin de una época, porque al margen de la simpatía o antipatía que despierta su forma de jugar, ha conseguido cinco títulos durante su carrera, estando a la vanguardia de los grandes conquistadores, Nacho Trelles, Raúl Cárdenas y Javier de la Torre, máximos ganadores de trofeos de campeón del futbol mexicano.

Va a ser difícil que Lapuente, con el apoyo inconmensurable de Hurtado, logre otro contrato como entrenador en el futbol mexicano.

Será asesor, presidente, vicepresidente deportivo, secretario técnico, pero difícilmente lo volveremos a ver en la banca.

En este torneo, hasta ahora y mientras los árbitros lo sigan permitiendo, José Luis Sánchez Solá (otro miembro del stock de entrenadores de Hurtado, aunque no sigue la norma de salir a no perder) ha demostrado que con bajo presupuesto puede conseguir resultados, estando con la Federación Mexicana de Futbol y el arbitraje en su contra.

El Puebla va arriba de los millonarios presupuestos a Tigres y Necaxa, pasito a pasito, rumbo a la salvación, con un entrenador que es parte del clan, pero no sigue la norma del autor intelectual más tenebroso que tiene la promotoría mexicana.

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