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Argentina respira

David Nalbandián junto a Eduardo Schwank barren en tres sets a los españoles Fernando Verdasco y Feliciano López para poner 2-1 la serie

SEVILLA, ESPAÑA (04/DIC/2011).- El cacique rescató a Argentina. Con su Selección a un punto de ceder el sueño de la Copa Davis ante España, David Nalbandián, un hombre obsesionado con el trofeo, acudió a la llamada de su equipo: junto a Eduardo Schwank, dominó (6-4, 6-2 y 6-3) de principio a fin el partido de dobles que les enfrentó a Fernando Verdasco y Feliciano López, y estiró (España, 2-1 Argentina) la final de la Copa Davis hasta el domingo. Tras sumar sólo tres juegos en las semifinales, ante Francia, la pareja española se quedó corta ante Argentina. El dúo local, que tenía en sus manos darle el título a España, estuvo acelerado. Somatizó la opción de levantar la Ensaladera de Plata como una obligación, no como una oportunidad.

El partido se disputó según las pautas que marcó el equipo visitante, Argentina. La música la puso su afición, que convirtió La Cartuja en el Parque Roca, igual que si no se jugara en España. La estrategia fue la de sus tenistas, mucho más experimentados que los españoles en la gestión de las sutilezas del dobles. Nalbandián intentó imponerse en la red. Desde el primer juego anunció que no había distancia que le intimidara. Se cruzó siempre. Buscó volear siempre. Intimidó, en consecuencia, a la pareja española, temerosa de que cualquier bola inexacta, cualquier pelota en terreno de nadie, acabara en sus dominios. De error en error, Feliciano y Verdasco se arrastraron el uno al otro: ni restaron, ni sacaron.

Los argentinos interpretaron el ancho de la cancha mucho mejor que los españoles, que sólo ofrecieron noticias cuando ya todo estaba perdido (4-6, 2-6, 2-3 y dos bolas de break). Frente a la propuesta de Verdasco y Feliciano, tendentes a jugar a lo largo, buscando poderosos tiros a la línea de fondo, Schwank, y especialmente Nalbandián, lograron hacer lo más difícil: explotar las orillas de la cancha, obligando a sus contrarios a desplazamientos radicales que les separaron y abrieron huecos por el centro.

La pareja Verdasco-Feliciano se sustenta en los restos del madrileño y en los saques del toledano. Vive del juego de fondo de Verdasco y de las voleas de Feliciano. Nada de eso funcionó en el duelo, marcado por la superficie: si el cemento, con su juego supersónico, les permite esconder defectos, porque los puntos duran un suspiro, la tierra, con su ritmo lento, obliga a alargar los intercambios, y allí a la pareja española no se le dan las cosas.

La quinta Ensaladera, en manos de Nadal


La quinta Ensaladera a la que aspira el tenis español pasa por las manos de Rafael Nadal, el hombre infalible para España, que tiene ante sí la ocasión de cerrar la final en el primer enfrentamiento de este día, que disputará ante el argentino Juan Martín del Potro.

El choque entre Nadal y Del Potro será el duelo entre los dos números uno de los respectivos equipos. Entre las grandes referencias del tenis español y argentino, que pujan por un mismo fin con especial ahínco pero alentados por argumentos diferentes.

David Ferrer afrontaría la presumible pelea por el quinto punto. Juan Mónaco es el rival fijado en el sorteo. Pero “Tito” Vázquez apostaría por Nalbandián para el último punto en juego.

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