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A propósito...

* Argüende

“A falta de pan, tortillas...”.

El incidente ocurrido la madrugada del lunes en el hotel de concentración de los seleccionados mexicanos, en Chicago, se convirtió en la nota principal de las secciones deportivas --incluso con “llamadas” en primera plana-- de ayer... porque no había más.

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¿Qué iban a vender, si no, los periódicos del miércoles?... Las ovaciones de los aficionados y los reconocimientos de los críticos presentes en la Eurocopa, dedicados al desempeño y a la victoria de Holanda sobre Italia, no competían con el escándalo que significó la detención del arquero titular y capitán de la Selección Mexicana, el “gaseo”, la multa y el citatorio para una audiencia posterior ante un juez de la “Ciudad de los Vientos”. La decepción que significó, por su inoperancia ofensiva, el debut de la Francia “renovada” en la misma Eurocopa, ante Rumania, mucho menos.

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De hecho, el incidente no alcanza a servir de pretexto para satanizar a los divos egoístas; a los idolitos de barro, acostumbrados a pensar exclusivamente en sí mismos y en su bienestar; a las “vedettes” de las canchas, desentendidos del derecho que tienen los vecinos de cuarto de hotel al silencio y al descanso; a los “perros inflados” --como llamaba Cervantes, en sus Novelas Ejemplares, a los segundones circunstancialmente venidos a más-- que entienden el mundo como un lugar en que los derechos son de ellos, y las obligaciones son de los demás.

Tampoco se pretende que los jugadores de futbol --que, salvo excepciones, obedientes a la añeja máxima de que “Si el futbol perjudica tus estudios..., deja los estudios”, no se distinguen precisamente por su buena educación--, jóvenes al fin; famosos; exitosos en el aspecto económico...-- se comporten de una manera ejemplar, dentro y fuera de la cancha. Sería demasiado pedir.

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Finalmente, tampoco es de esperarse que Sven-Göran Eriksson encabece una revolución en ese sentido. En Inglaterra, Italia, España y Alemania --algunas de las capitales del Primer Mundo del futbol-- han ocurrido incidentes más graves y más escandalosos...

En todo caso, tanto ruido mediático, tanto esmero por indagar y difundir los pormenores de un escándalo de barandilla --el clásico argüende de borrachos-- protagonizado por jugadores de futbol, demuestra que el periodismo deportivo “made in México” ya es --para mal, por el desdén de lo sustancial y la predilección sistemática por las trivialidades-- “del Primer Mundo”.

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