Cultura
Ya no cabemos
Itinerario
La estrategia impulsada desde el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en el rubro de la profesionalización artística es uno de los aciertos recientes a los que se les desea que lleguen a buen puerto.
En materia de educación cultural, los programas han sido emotivos más que razonados y han sido solo proyectos que no han culminado en una expresión asimilada por la sociedad.
El Conaculta pareciera emprender, con aportaciones parciales, una tarea titánica en conjunto con los estados. Con base en la estructura y visión del Centro Nacional de las Artes, busca la construcción o adecuación, según sea el caso, de un organismo semejante al que opera en la Ciudad de México.
Son pocas, pero algunas, al fin, las entidades que ya cuentan con estos espacios para la academización y práctica de las artes. Jalisco, hasta donde es posible revisar, esboza lo propio.
La llegada de un lugar con estas características vendría a satisfacer parte de las necesidades existentes en la preparación y capacitación del artista, pero sobre todo, aportaría de manera sustancial un giro oportuno en el desarrollo de la cultura: el trabajo de los artistas se vería fortalecido no solo por la opción de optimizar sus técnicas y conocimientos, sino por encontrar el espacio indicado para la proyección de su trabajo creativo. Por otra parte, las demandas de una sociedad participativa del disfrute artístico ampliarían sus expectativas provocando un mayor control de calidad en el consumo de bienes y servicios culturales.
La planeación más postergada en la Zona Metropolitana de Guadalajara en materia de infraestructura cultural avizora un punto de concreción; sin embargo, el riesgo común de tomar cualquier construcción para adaptarla como área cultural y no levantar desde los cimientos una que esté pensada para la necesidad específica, no está del todo despejado.
En el país, particularmente la Ciudad de México, hace 20 años que tomó iniciativas y decisiones para reconstruir el diseño de las políticas culturales, entre las que destacó la infraestructura, que contempló desde el propio Centro Nacional de las Artes, hasta foros de dimensiones pequeñas para el teatro alternativo. En Jalisco, la infraestructura cultural en manos del Estado ha mantenido una pausa quizá iniciada luego de la realización del ya cuarentón Teatro Experimental.
Los trabajos de restauración, remodelación, rehabilitación y acondicionamiento de espacios culturales cada vez es más notoria y apreciada. Pero la zona conurbada bien merece, con la suma de los municipios metropolitanos, el Conaculta y el Gobierno del Estado, la apertura de un inmueble multiusos, acorde a las necesidades de exposición, escenificación, capacitación, proyección y demás acciones inherentes al devenir de la cultura en Jalisco.
En materia de educación cultural, los programas han sido emotivos más que razonados y han sido solo proyectos que no han culminado en una expresión asimilada por la sociedad.
El Conaculta pareciera emprender, con aportaciones parciales, una tarea titánica en conjunto con los estados. Con base en la estructura y visión del Centro Nacional de las Artes, busca la construcción o adecuación, según sea el caso, de un organismo semejante al que opera en la Ciudad de México.
Son pocas, pero algunas, al fin, las entidades que ya cuentan con estos espacios para la academización y práctica de las artes. Jalisco, hasta donde es posible revisar, esboza lo propio.
La llegada de un lugar con estas características vendría a satisfacer parte de las necesidades existentes en la preparación y capacitación del artista, pero sobre todo, aportaría de manera sustancial un giro oportuno en el desarrollo de la cultura: el trabajo de los artistas se vería fortalecido no solo por la opción de optimizar sus técnicas y conocimientos, sino por encontrar el espacio indicado para la proyección de su trabajo creativo. Por otra parte, las demandas de una sociedad participativa del disfrute artístico ampliarían sus expectativas provocando un mayor control de calidad en el consumo de bienes y servicios culturales.
La planeación más postergada en la Zona Metropolitana de Guadalajara en materia de infraestructura cultural avizora un punto de concreción; sin embargo, el riesgo común de tomar cualquier construcción para adaptarla como área cultural y no levantar desde los cimientos una que esté pensada para la necesidad específica, no está del todo despejado.
En el país, particularmente la Ciudad de México, hace 20 años que tomó iniciativas y decisiones para reconstruir el diseño de las políticas culturales, entre las que destacó la infraestructura, que contempló desde el propio Centro Nacional de las Artes, hasta foros de dimensiones pequeñas para el teatro alternativo. En Jalisco, la infraestructura cultural en manos del Estado ha mantenido una pausa quizá iniciada luego de la realización del ya cuarentón Teatro Experimental.
Los trabajos de restauración, remodelación, rehabilitación y acondicionamiento de espacios culturales cada vez es más notoria y apreciada. Pero la zona conurbada bien merece, con la suma de los municipios metropolitanos, el Conaculta y el Gobierno del Estado, la apertura de un inmueble multiusos, acorde a las necesidades de exposición, escenificación, capacitación, proyección y demás acciones inherentes al devenir de la cultura en Jalisco.