Cultura
Itinerario
Días de guardar
Octavio Paz (1914-1998) es el intelectual mexicano que fincó en la autocrítica el método de desarrollo sociocultural. Y quizá sea Carlos Monsiváis (1938) quien ha trazado -de forma ejemplar, coherente y continua- ese método.
Autor de libros fundamentales para la idiosincrasia nacional, Monsiváis implementó desde el periodismo primero, desde sus libros después, un sistema de autoconocimiento, guiado por el ensayo literario, de impecable factura y tono sentencioso. Con tono lúdico y mordaz, dejó de manifiesto un estilo desde el cual, el lector, el mexicano, ha sabido encontrar las comisuras de su carácter colectivo, siempre a contraluz, de sus propias carencias y excesos.
La capacidad crítica de Monsiváis y su expansión en la literatura de lengua española han hecho que su pensamiento se ubique entre los de mayor incidencia en Hispanoamérica y con ello, sea también uno de los escritores más leídos.
Los compromisos de su estatura intelectual han sido en las ideas y en los hechos. Igual toma conciencia del sistema electoral mexicano, que de la más reciente luminaria del cine comercial; se le identifica su firma en desplegados en defensa de los derechos humanos como se le ubica en un concierto de rock. Carlos Monsiváis, en ese sentido, ha sido un intelectual que si algo ha sabido mantener durante su trayectoria como pensador, ha sido la conexión con la sociedad, como un termómetro de lo social.
El prolífico escritor, llamado por sus coetáneos como el más público de los escritores, se ha caracterizado por su tono sarcástico, donde todo lo vuelve conciencia hiriente, con sazón de humor negro, quizá por su apego a lo subversivo, a todo lo que cree sospecha de alternatividad.
A Monsiváis se le debe ver como el escritor más interesado por la cultura popular, desde la cual ha sabido interpretar las pasiones y las aspiraciones de un pueblo. Su interés por los iconos nacionales tanto de la literatura como del cine, de la televisión como de la política, de la fama efímera como de los hechos trascendentes del México contemporáneo hacen de él una conciencia reciente, recientísima de la literatura mexicana.
Entre sus libros más memorables se encuentran Días de guardar, Cultura urbana y creación intelectural. El caso mexicano, Entrada libre. Crónicas de la sociedad que se organiza, Cultura popular mexicana, Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina, Protestantismo, diversidad y tolerancia, El Estado laico y sus malquerientes, entre muchos otros.
Con Carlos Monsiváis se concreta -en la esfera intelectual de México- un escritor integral, a la antigua, preocupado y comprometido con todos los factores sociales, políticos, económicos, culturales, los que lee y ante los cuales reacciona siempre provocando un actuar de conciencia y, en muchos casos, “un actuar de acción” por parte de la sociedad lectora.
En estos días de guardar y de especial dificultad para Carlos Monsiváis por lo frágil de su salud, es un buen pretexto para acompañarlo en su lucha por la vida, con la lectura de uno de sus libros, y valorar con ello a uno de los más lúcidos escritores del México del momento.
Autor de libros fundamentales para la idiosincrasia nacional, Monsiváis implementó desde el periodismo primero, desde sus libros después, un sistema de autoconocimiento, guiado por el ensayo literario, de impecable factura y tono sentencioso. Con tono lúdico y mordaz, dejó de manifiesto un estilo desde el cual, el lector, el mexicano, ha sabido encontrar las comisuras de su carácter colectivo, siempre a contraluz, de sus propias carencias y excesos.
La capacidad crítica de Monsiváis y su expansión en la literatura de lengua española han hecho que su pensamiento se ubique entre los de mayor incidencia en Hispanoamérica y con ello, sea también uno de los escritores más leídos.
Los compromisos de su estatura intelectual han sido en las ideas y en los hechos. Igual toma conciencia del sistema electoral mexicano, que de la más reciente luminaria del cine comercial; se le identifica su firma en desplegados en defensa de los derechos humanos como se le ubica en un concierto de rock. Carlos Monsiváis, en ese sentido, ha sido un intelectual que si algo ha sabido mantener durante su trayectoria como pensador, ha sido la conexión con la sociedad, como un termómetro de lo social.
El prolífico escritor, llamado por sus coetáneos como el más público de los escritores, se ha caracterizado por su tono sarcástico, donde todo lo vuelve conciencia hiriente, con sazón de humor negro, quizá por su apego a lo subversivo, a todo lo que cree sospecha de alternatividad.
A Monsiváis se le debe ver como el escritor más interesado por la cultura popular, desde la cual ha sabido interpretar las pasiones y las aspiraciones de un pueblo. Su interés por los iconos nacionales tanto de la literatura como del cine, de la televisión como de la política, de la fama efímera como de los hechos trascendentes del México contemporáneo hacen de él una conciencia reciente, recientísima de la literatura mexicana.
Entre sus libros más memorables se encuentran Días de guardar, Cultura urbana y creación intelectural. El caso mexicano, Entrada libre. Crónicas de la sociedad que se organiza, Cultura popular mexicana, Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina, Protestantismo, diversidad y tolerancia, El Estado laico y sus malquerientes, entre muchos otros.
Con Carlos Monsiváis se concreta -en la esfera intelectual de México- un escritor integral, a la antigua, preocupado y comprometido con todos los factores sociales, políticos, económicos, culturales, los que lee y ante los cuales reacciona siempre provocando un actuar de conciencia y, en muchos casos, “un actuar de acción” por parte de la sociedad lectora.
En estos días de guardar y de especial dificultad para Carlos Monsiváis por lo frágil de su salud, es un buen pretexto para acompañarlo en su lucha por la vida, con la lectura de uno de sus libros, y valorar con ello a uno de los más lúcidos escritores del México del momento.