Cultura
Errores y abusos en México, bajo la lupa
El escritor Tomás Borges pone en tela de juicio las instituciones que resguardan la integridad del país y sus procedimientos
GUADALAJARA, JALISCO (28/OCT/2013).- Tras la buena respuesta que Maquiavelo para narcos y El arte de la guerra para narcos tuvieron por parte de los lectores, Tomás Borges pensó en escribir sobre Tomás Borges: el policía, el ex agente del Centro de Investigaciones para la Seguridad Nacional (CISEN), ése que observó de cerca los yerros de algunas instituciones encargadas de dar seguridad a los mexicanos.
Para escribir Diario de un agente encubierto. La verdad sobre los errores y abusos de los responsables de la seguridad nacional en México (Temas de hoy, 2013), el autor pensó en romper mitos y en demostrar, basado en su propia experiencia, cómo operan los servicios secretos del país, la Policía Federal y cómo esta institución ha sido contaminada por la corrupción del narcotráfico.
El ahora escritor sostiene que los encargados de la inteligencia policial no están muy curtidos en su labor, y que los controles de confianza no son tan eficientes como se dice. “Todo eso se desmitifica. Que hay mucho glamour en cuestiones de inteligencia, que las cosas se hacen con una planificación muy bien realizada. Aquí se ve que se opera a la mexicana. Y los resultados salen a la vista. Vemos que en el sexenio de Felipe Calderón se hacían montajes y se mostraban a los presuntos delincuentes como trofeos de guerra cuando en muchos de los casos eran simplemente chivos expiatorios, gente que no tenía nada que ver, a la que le fabricaban delitos con la finalidad de demostrar resultados”.
Para escribir Diario de un agente encubierto. La verdad sobre los errores y abusos de los responsables de la seguridad nacional en México (Temas de hoy, 2013), el autor pensó en romper mitos y en demostrar, basado en su propia experiencia, cómo operan los servicios secretos del país, la Policía Federal y cómo esta institución ha sido contaminada por la corrupción del narcotráfico.
El ahora escritor sostiene que los encargados de la inteligencia policial no están muy curtidos en su labor, y que los controles de confianza no son tan eficientes como se dice. “Todo eso se desmitifica. Que hay mucho glamour en cuestiones de inteligencia, que las cosas se hacen con una planificación muy bien realizada. Aquí se ve que se opera a la mexicana. Y los resultados salen a la vista. Vemos que en el sexenio de Felipe Calderón se hacían montajes y se mostraban a los presuntos delincuentes como trofeos de guerra cuando en muchos de los casos eran simplemente chivos expiatorios, gente que no tenía nada que ver, a la que le fabricaban delitos con la finalidad de demostrar resultados”.