Más allá de la transformación urbana que nos muestra las diversas etapas por las que atraviesa una ciudad, sus esculturas y arte público, también, nos hablan de su historia, el legado y la evolución en el pensamiento de sus artistas y ciudadanos.Guadalajara tiene, por mucho, un acervo escultórico que, con el paso de los años, también ha creado espacios icónicos y legendarios de la ciudad que, por generaciones, se han convertido en referentes de identidad y convivencia, capaces de maravillar al turista, pero también de unificar a la sociedad y ser testigos de los cambios personales y profesionales que cada tapatío va forjando.