La gratitud que los habitantes de Morelos mostraron por los rescatistas zapopanos los llenó de ánimos. Ahora, de vuelta en su tierra, a los hombres los rebozan de reconocimientos y estímulos, principalmente con un homenaje que este lunes les brindó el Ayuntamiento municipal, el cual terminó con globos tricolores lanzados al aire.

Sergio Ramírez López, coordinador de Protección Civil y Bomberos de Zapopan, recuerda particularmente a una familia de una comunidad cercana a un volcán que quedó incomunicada tras un derrumbe a consecuencia del sismo que el pasado 19 de septiembre cimbró a Morelos y otros cinco estados.  

"Caminaron más de 12 horas para pedir auxilio, se toparon con una de nuestras unidades y les brindaron ayuda humanitaria. Nos fueron a buscar para agradecernos. Son cosas bien sencillas que te marcan. Otra persona dijo: 'gracias por haber mandado a Zapopan'. La gente nos identificó muy bien", señala.

Los rescatistas de Zapopan fueron los primeros en llegar a Morelos, cuenta Ramírez López.  En aquel estado les asignaron el liderazgo de la misión de búsqueda y rescate a nivel internacional, con equipos de Honduras, El Salvador y Panamá. En total coordinaron a 315 rescatistas y casi mil 500 voluntarios. Sergio Ramírez resalta que ayudaron en todos los municipios y también asumieron la tarea de organizar el centro de acopio en el estadio Coruco Díaz, en Zacatepec.  

"Estaban entrando 15 toneladas y salían 500 despensas que no correspondían. Habían salido más despensas pero no sabían  a dónde, estaban duplicando ayuda y esfuerzo.

Hicimos que la gente se involucrara y el último día se procesaron 120 toneladas y más de nueve mil despensas", explica el rescatista.

Ramírez López destaca que el modelo zapopano de emergencias está basado en que cada integrante tenga una función específica, lo que ayuda a no duplicar esfuerzos. Una coincidencia fue que el terremoto ocurrió el día en que 23 oficiales se graduaban de la maestría de Protección Civil y Gestión de Riesgos, por lo que varios de ellos pusieron a prueba sus conocimientos. "Para nosotros fue un honor, más que un orgullo poder trabajar en esto y aportar, dentro del equipo hay gente que son especialistas en administración de emergencias, que estuvieron en Ecuador, Haití, con experiencias de más de 20 años".

Pablo Lemus, alcalde de Zapopan, encabezó el homenaje para los 96 elementos que acudieron a Morelos, a quienes se les entregó un diploma y en noviembre se les dará un estímulo económico de una quincena de sueldo a cada uno, lo que significará un total de alrededor de 940 mil pesos.  

Lemus señaló que para la operación de los seis días de ayuda en Morelos se contó con una bolsa de 500 mil pesos, que no se gastó en su totalidad según los cálculos preeliminares. Además adelantó que en tres o cuatro semanas entregarán más equipo para los bomberos y otros anuncios que tienen que ver con la labor que realizan. "Los vamos a invitar a la entrega de cinco camiones que tienen bomberos de ciudades como Canadá y Nueva York".

Capitán y Max, los héroes caninos

Capitán nació para ser rescatista. Sus progenitores caninos ayudan en labores de Protección Civil de Puerto Vallarta como ahora él lo hace en Zapopan. El pastor belga de un año nueve meses fue de los perros que trabajaron en las labores de rescate y ayuda humanitaria en Morelos.

David Marrón Coria, encargado de unidad canina de Protección Civil municipal, explicó que el can coadyuvó en búsquedas de personas vivas en Jojutla, además de que contribuyó al rescate de un cadáver en una iglesia de Jiutepec.

"Bajo su instinto nos marcó un lugar en el que detectaba un aroma. Comenzó a mover la cola, meter la nariz demasiado en un hueco. Hizo la marcación a través de ladridos constantes", contó sobre la labor de Capitán.

Alejandro Barajas Álvarez, policía segundo y entrenador del escuadrón canino de la Comisaría de Seguridad Pública de Zapopan, habló de Max, un pastor holandés de ocho años que estuvo también en Morelos y ha trabajado en muchos eventos metropolitanos. "Max busca personas vivas atrapadas en estructuras colapsadas, el perro no sólo utilizar su nariz, también trata de escuchar, así fue entrenado".

Detalló que cuando Max encuentra a una persona recibe premios y caricias. "Lo más importante que hicimos en Morelos fue darle certeza a la gente que donde ellos pensaban que estaba alguien atrapado no había nadie. Max revisaba las construcciones, duramos cinco días y en ninguna se equivocó".

El Informador / Ilse Martínez