| “¿Y la reforma, ’Apá...?” Por: EL INFORMADOR 29 de mayo de 2008 - 23:00 hs ENTRE VERAS Y BROMAS Una de dos: o los ciudadanos, por ignorancia supina o por estupidez congénita, no supimos explicarnos, o a los diputados, por exceso de trabajo o porque ese día la Luna estaba en conjunción con Saturno, se les chisporroteó —Chespirito dixit— el mensaje... Lo cierto es que las propuestas, peticiones, recomendaciones, sugerencias, demandas, similares y conexas, que de manera continuada y sistemática se les han hecho llegar cada vez que llega la maldición de las campañas, se tradujeron en una neonata “Reforma Electoral” que nada tiene que ver con las prácticas de las que el ciudadano común, sabedor de que las paga, abomina y se siente con sobrado derecho a repudiar abiertamente. (Vaya: como si usted, lector amable, ordena “carne a la tampiqueña” en el restaurante, y el mesero, a vuelta de correo, le llega con “coffee and donnuts”). —II— Lo que el ciudadano pide a gritos, en esa materia, es, dicho en pocas palabras, que se reduzcan la duración y, por ende, los costos de las campañas. Lo que demanda es que se tomen medidas, en serio, contra el dispendio, el mal gusto y la escandalosa indigencia conceptual de dichas campañas. Que los partidos políticos, por un mínimo de respeto a la inteligencia y a la sensibilidad de los ciudadanos, en vez de dilapidar fortunas en cantidades industriales de propaganda repulsiva, se suscriban a sistemas más eficaces, menos dispendiosos, menos contaminantes y menos huecos para hacer llegar sus mensajes, propuestas y compromisos —esto último, sobre todo...— a los potenciales electores. Salir, en cambio, con una pomposa “Reforma Electoral” que encarecerá las campañas al aumentar los presupuestos de que dispondrán los partidos, y que reducirá la credibilidad de los procesos al manchar a los nuevos consejeros electorales con el pecado original de que su presencia en los cargos —verdaderas becas— responde a cuotas de poder de los mismos partidos, es una puñalada por la espalda al genuino espíritu de la democracia, y una burla insolente a los ciudadanos críticos. —III— Sostenía Demóstenes, desde la antigua Grecia, que “los deberes del legislador se reducen a querer y buscar lo honesto, justo y útil”. (O sea: “¿Y la verdadera Reforma Electoral, ’Apá...?”). Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones