Jueves, 18 de Abril 2024

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Visión y decisión

Por: EL INFORMADOR

Las crisis, todas, son terreno abonado al descontento. La económica pasa al primer plano con ingredientes de coacción reductores de comprensión antagónicos al equilibrio entre necesidades y satisfactores reales y ficticios. El debate conduce al terreno de la ilegalidad que alimenta el deseo de compradores y vendedores con la adquisición de productos significativamente prescindibles, pero accesibles a través del hasta morboso sistema de la piratería o el contrabando.  

Ser y razón y ser El estrepitoso descenso y desprestigio de la calidad política exhibe la influencia y simultánea imposibilidad de autoridades que incuban conflictos en la delicada área de la seguridad de la que el sistema judicial es protagonista y autor en cuanto a la teoría de garantías individuales. En los casos donde la denuncia es letra muerte y hasta degradante actitud ante el delito, con tiempo perdido, esfuerzo al agredido y nulos resultados por parte de los sistemas judiciales, en teoría procuradores de Justicia.

La recuperación de la seguridad, estabilidad y el orden; empareja la pérdida de libertad. El terror y el miedo son vías paralelas conducentes a un remedio indeseable, pero de eventual y urgente aplicación: dictadura. En América Latina parecía superada la “edad de los golpes de Estado”, pero Honduras niega la aspiración y retorna el oráculo de revolución.

Liberales y conservadores nuevamente aproximan las posturas extremas. Intereses privados son conservadores y las tendencias populares se autodenominan liberales; ambas con su correspondiente dosis demagógica, ésta hija bastarda de la democracia. Los rebeldes de hoy son los conservadores mañana. La experiencia de los procedimientos expone inevitables ambiciones políticas asentadas en legalidad, mas no siempre con la legitimidad generadora de beneficio social.

La neurosis del poder es el bajo nivel educativo, acentuada por la intensa corriente de comunicación señalando diferencias en la globalización. La contradicción se patentiza en brotes rebeldes y conservadores con versión que deriva en cacicazgo.

La desorientación actual, generadora de aplaudo y repudio es también incredulidad y desconfianza o rebelde indiferencia —como ocurrió en las elecciones del pasado julio—. Es recurrente la aparición de especuladores oportunistas al encuentro ocasional del poder frágil a la maniobra con visos de prodigio, de complejo mantenimiento.

La irresponsabilidad política, aniquila la ética y la moral desaparece dejando espacio a la voracidad y el vacío de la vaguedad social carente de rumbo y destino. La población tiene el deber de distinguir la oferta fácil y oportunista. Esa es la cuestión.

Dios nos guarde de la discordia. 

CARLOS CORTÉS VÁZQUEZ / Consultor en comunicación.
Coreo electrónico: sicpm@informador.com.mx   

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