Sábado, 07 de Diciembre 2024

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Trigo sin paja

Por: EL INFORMADOR

Temas para reflexionar

El Quijote es la expresión más noble y más intensa de una raza a la que siempre ha importado más el alma que los bienes del mundo; más las exigencias de la conciencia que los imperativos de la razón; más las normas del pensamiento que los compromisos terrenales; una raza que siempre ha vivido, con heroísmo sin par, la antinomia insoluble de lo ideal y de lo real, queriendo levantar la vida a donde sólo alcanza el pensamiento.

Los mexicanos estamos bogando en aguas nuevas con la oxidada brújula de nuestros prejuicios.

El político y pensador Carlos Castillo Peraza escribió: “Con el caos, la tensión y la inseguridad no se juega. Hasta psicológicamente son intolerables para los seres humanos por mero instinto de conservación. El revolucionarismo puede darse los lujos de propiciarlos e ignorar sus límites. La autoridad, no”.

Los Estados Unidos hablan diestramente dos lenguajes: el de la fuerza y el de los negocios.

El nivel y complejidad de los problemas crece en la misma proporción en que se les evade.

Los problemas no se resuelven por el solo hecho de aprobar una ley. Cuando hacemos de la ley un símbolo y objeto de irracionales esperanzas, estamos convirtiendo el derecho en brujería.

México es una nación que cada sexenio se inventa destinos artificiales, destinos agrícolas, pesqueros, mineros, industriales, petroleros y cuanta imaginería se nos atraviesa. Destinos que se han convertido en una obsesión que dura mientras el poderoso en turno permanece en el poder.

La síntesis hecha con talento nada oculta y mucho ahorra. La síntesis por breve, es dos veces buena.

Trenzar los cuerpos es la forma más vulgar de concebir el amor; enlazar las almas y los pensamientos, es la más alta expresión del erotismo.

Los agiotistas que viven del dolor, la angustia y necesidad de sus semejantes, tienen agua helada en las venas y números en el corazón.

Cuando le reclamaron al filósofo Jean Starobinski sus constantes alusiones a los criminales nazis y comunistas, respondió: “¿Olvidar a Hitler y a Stalin? Ni en sueños. Hay que condenarlos a no ser olvidados”.

Velázquez, el enorme pintor español, autor de obras de maravillosa ejecución como el impresionante Cristo crucificado, no pintó lo que pasa, sino lo que perdura.

La Revolución Francesa creyó remediar con actos de fe las desigualdades sociales y garantizar con declaraciones y decretos los derechos de la persona.

Nietzche, cuyos aforismos tuvieron gran influencia entre los defensores del racismo germánico, se preguntaba: “¿Qué dosis de verdad puede soportar el hombre?”.

FLAVIO ROMERO DE VELASCO / Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras.
Correo electrónico: r_develasco22@hotmail.com

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