Jueves, 13 de Noviembre 2025

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Panacea

Por: EL INFORMADOR

ENTRE VERAS Y BROMAS                

Los gobernantes son, por sobre todas las cosas, vendedores de paraísos futuros. Su representación gráfica más perfecta sería la clásica carreta conducida por un gordinflón (el gobernante, desde luego) y tirada por un borrico (el sufrido ciudadano, obviamente) que arrastra las pezuñas, más que caminar, tratando de alcanzar con el hocico el manojo de alfalfa o —de zacate, al menos— colgado de un cordel y sostenido con una vara por el maldito gordinflón, al que, en su hora suprema, Dios confunda...

—II—

Un caso concreto, en nuestro medio, de los paraísos futuros que se prometen a los tapatíos —otrora legítimamente orgullosos de su talante, de sus galas físicas y morales, de su ciudad y de sus gobernantes— es la panacea que supuestamente la aliviará del cáncer de la movilidad urbana: el “macrobús” que en breve circulará por la Calzada Independencia.

Un reportaje de José Díaz Betancourt (“Viaje al fin de la Ruta”), en la edición más reciente de “La Gaceta de la Universidad de Guadalajara”, permite realizar, con el auxilio de las matemáticas, una inquietante —por decir lo menos— sesión de buceo en la esfera de cristal...

Éste es el dato: “De 3.4 millones de personas que utilizan (diariamente) este medio —el transporte público—, sólo 170 mil se verán beneficiadas”. Es decir, si Pitágoras no miente, apenas 5%. Agrega que este año, cuando arranque el pomposamente llamado “plan integral de movilidad para la Zona Metropolitana de Guadalajara”, “poco más de 90% del transporte de esta metrópoli permanecerá sin reestructurarse”.

—III—

Al margen del costo social que pueda tener el proceso de adaptación, de los errores o imperfecciones del sistema, de la atingencia y el tino de los “expertos” para resolverlos y del capital de credibilidad —hoy por hoy muy menguado, como consta en actas— que para entonces tenga la autoridad para solicitar a los usuarios el beneficio de la duda y un cierto margen de maniobra, la gran pregunta es qué sucederá primero: si la integración del sistema de 10 corredores que hoy contempla el proyecto conceptual del dichoso “plan integral...”, etc., o la saturación absoluta de automóviles en las cada vez más atiborradas “vialidades” de la ciudad.

¡Hagan juego, señores...!

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