| Óscar ¡hasta que, cab...! Por: EL INFORMADOR 18 de mayo de 2008 - 23:00 hs Medio mes antes de entrar en funciones, el primer regaño público que dirigió el entonces gobernador electo, Emilio González Márquez, a un miembro de su gabinete, fue para Óscar García Manzano. Delante de los que serían durante poco más de 14 meses sus compañeros de equipo, el empresario ya designado secretario de Finanzas fue tachado de soberbio, y de ver a los demás como "la perrada". Estaban en Mazamitla en un taller “buenaonda”, todos haciendo “ejercicios de integración”, el inminente gobernador y su gabinete. Se trataba de proyectar la personalidad de cada uno a partir de lo que interpretaban en una fotografía. Cada secretario fue describiendo sus alcances y limitaciones. Pasaron todos, y al final, Emilio se dirigió a García Manzano con estas palabras: “Sentí en un momento que te quisiste posicionar sobre el grupo, porque tú eres el que estuviste 13 años en un barco, y nosotros somos la perrada que ni a barco nos hemos subido”. Varias cosas quedaban claras desde aquel 13 de febrero de 2007. Primero, que en efecto, con todo y regaño del que sería su efímero jefe, don Óscar cree que tiene una posición superior (quién sabe si a los demás los vea como “la perrada”); segundo, que las desavenencias entre don Óscar y sus compañeros de gabinete no se detendrían con regaños; y tercero, perdón, pero tener un barco sí seduce a muchos, sobre todo si alcanzaron sus primeros buenos sueldos hasta que llegaron a un cargo público. El viernes que se concretó la salida de García Manzano de la Secretaría de Finanzas, probablemente se puso de manifiesto que la tensión en el gabinete del gobernador había tocado fondo, por las frecuentes confrontaciones entre sus integrantes, particularmente de varios contra el ahora ex funcionario. Se podría citar la frase popular “sobre aviso no hay engaño”, porque aquel 13 de febrero de 2007, González Márquez lo advirtió: “No es mi intención agredir, pero sí decirles (que) lo seguiré haciendo, Óscar, contigo y con todos, porque sí creo que un equipo se hace entre iguales y ninguno es más que otro”. Pero un cambio de tesorero estatal no es cualquier movimiento de gabinete. Por su oficina pasan todos los movimientos que implican desde el pago de la nómina de la oficina gubernamental más pequeña, hasta la contratación de deuda o la inyección de dinero para proyectos estratégicos y grandes obras de infraestructura. Muy probablemente un tesorero con desplantes de soberbia y dejos de grandeza puede encuadrarse en un gabinete con un poco de control, con claridad en las estrategias de operación y con un mando consistente por parte de la cabeza del equipo. Acaso este movimiento en el gabinete emilista es algo más que producto de pleitos palaciegos. En una de ésas es una señal de alerta sobre la estructura misma del gabinete, con eso de los “super secretarios” y la falta de claridad de cómo se están acometiendo los grandes retos del Estado, más allá del estribillo de que se cumple con el Plan Estatal de Desarrollo. Se fue una vez más Óscar García Manzano de la administración pública, que parece incomodarle bastante. Quién sabe si la tormentosa noche del 23 de abril el gobernador ya había tomado la decisión de despedirlo por falta de resultados, si tomamos al pie de la letra lo que le dijo, otra vez delante de todo mundo, en el Banquete del Hambre (¿cómo olvidarlo?), cuando entregaba un cheque por 15 millones de pesos: “Óscar, ¡hasta que cab... hiciste algo por Jalisco!”. VÍCTOR E. WARIO / Periodista. Correo electrónico: vwario@informador.com.mx Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones