| Nada pasa hasta que sucede Por: EL INFORMADOR 5 de junio de 2008 - 23:00 hs El manejo del país en los últimos sexenios operaba bajo la divisa de: nada pasa. Y era cierto: abusos, descuidos y errores eran absorbidos por las instituciones que fueron creadas en los años precedentes —los de la post revolución— y cuya solidez permitía que los malos manejos, por ignorancia, ambición o por dolo, pudieran ser minimizados, de modo que el sexenio en turno no fuera afectado; aunque el precio, claro, era pagado en medidas cada vez mayores por la población. Así, las crisis recurrentes enlazadas una con otra formaron el estatus quo en el que ya cerca de dos generaciones han vivido. Pero hoy, el abuso continuado de las sucesivas administraciones gubernamentales ha minado a las instituciones, sin que se haya construido algo en sustitución; y esto deja al país sin el escudo protector de la estabilidad; y esto deja al país sin defensa para cuidar la vida democrática y el Estado de derecho. Y, esto deja al país, otra vez, con la espada suspendida. Varios analistas coinciden en esta preocupación y hacen un recuento de yerros y desmanes de los sexenios anteriores, llegando a conclusiones nada gratas, pero muy posibles. Así, se está cierto que la desviación del sistema económico y social empezó con Salinas de Gortari, aunque su libro lo niegue; fue entonces cuando el Estado, antes rector y responsable social, empezó a retraerse de sus deberes y a darle paso franco al mercado como el director de orquesta que todo lo sujeta, lo trastoca, lo mercantiliza; fue entonces cuando el TLCAN, con su letra pequeña y agresiva, se abre para cuidar intereses extranjeros; fue entonces cuando la injerencia de los grandes capitales y de las grandes iglesias dejan el anonimato para entrar de lleno a las decisiones políticas; fue entonces cuando la venta del país se inició para ponerle en bandeja a Zedillo su culminación; y él hizo su tarea. Sin embargo, se hubiera podido poner freno a todo y revertir el daño. Y, muchos ciudadanos vieron la oportunidad y votaron por la esperanza de terminar con tales abusos y desmanes eligiendo a Fox. Triste historia; una historia de desilusión y precipicio. Las esperanzas de muchos quedaron truncas, los vaticinios de los demás fueron cumplidos; la resultante: uno de los peores sexenios de los que México tiene memoria. Descuido de la economía, del desarrollo social, de la seguridad, al grado que el país fue dejado en manos de la delincuencia y hoy se pagan los costos de esto, de todo. Y si la historia enseña, también pone claros avisos que no deben ser desatendidos. A Felipe Calderón le ha correspondido, y él lo sabía, un país en punto de crisis. Así, serán sus haceres los que den la puntilla o los que, en inteligente actuar, reviertan la tendencia y se inicie el ascenso; la responsabilidad es suya; porque esta vez no hay lugar para alegar ignorancia; porque esta vez, no hay lugar para pensar que en el futuro se podrá hacerlo mejor… porque esta vez sólo queda tener la conciencia clara del delicado momento que vive México, y obrar en consecuencia de lo que sucede. LOURDES BUENO / Investigadora de la UdeG. Correo electrónico: lourdesbueno03@yahoo.com.mx Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones