Investidura

En dos por tres

Vámonos entendiendo. Somos gente de razón. “Somos seres pensantes”, se atrevieron a decir de sí mismos unos estudiantes, que luego con gran cinismo, exhibieron de lo lindo, sin pena ni rebozo, su rufianía y vulgaridad. Por eso se dice que hay recapacitar, que hay que marcar conceptos claros, líneas de conducta que sirvan de norma a los ciudadanos de bien.

Aunque todos somos del mismo barro… suele decir la gente en una expresión familiar en la cual se hace ver que no somos iguales. El mismo perfil, la misma figura en cuanto a un trazo humano, y sin embargo, hay categorías, hay distancias que deben guardarse de acuerdo a la investidura que orna a algunos. Sobre la vestidura, el prefijo “in”, distingue a unos de otros.

Desacuerdo

Está calando hondo en nuestra sociedad la abierta diatriba que se lanza en todos los medios hacia personas con un rango público, autoridad, un sitio arriba en que los hemos puesto dentro de un ejercicio democrático. Luego, de pronto, hemos oído que se les grita y ofende con los peores insultos, trastocando así la representación que dimos a quienes ejercen una línea de mando.

La pérdida del respeto a quienes se les debe dar, está hablando de una alteración grave en las normas que tienen que ser observadas dentro de los linderos de una comunidad. Al brincar los diques, al saltar las compuertas del honor en que esas personas deben ser consideradas, estamos creando un clima público de intolerancia y anarquía, cayendo en un escandaloso caos.

¿Pensantes?

Entre varios actos de encono e insultos contra personajes de autoridad, irritaron sobremanera las acciones, las ofensas que se escucharon la semana pasada en una dependencia universitaria cuyos miembros debían dar pruebas de madurez, de dignidad, educación y respeto que corresponden a las simples condiciones de cultura y civilidad que hay que esperar de un lugar así.

Hubo estribillos y soeces burletas para el mandatario que visitaba aquella casa, aduciendo un derecho de libre expresión que no puede llegar a tales extremos, y menos en el tono y la procacidad inadmisible entre estudiantes y en un ámbito universitario. El hecho deberá ser visto como aviso para que la sociedad recobre las normas y guarde respeto a las investiduras.

LUIS SANDOVAL GODOY / Escritor.