Guerra

A pesar de que la nueva lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado empezó el 10 de diciembre de 2006, a unos días de que Felipe Calderón tomara posesión como Presidente de la República, es hasta ahora que, por un lado, la llamada “guerra” está causando bajas en altos mandos policíacos y, por otro, hay pronunciamientos de legisladores y juristas en el sentido de hacer una revisión a la estrategia del Gobierno federal.

La situación es muy grave, y no es que el Presidente Calderón desconociera las inevitables y lógicas consecuencias. En varios momentos, desde la inauguración de los operativos (el primero fue en Michoacán), el Ejecutivo y los miembros de su gabinete de Seguridad han advertido que no sería (ni es) una tarea fácil y que habría muertes.

Pero sí hace falta una revisión de las estrategias. Especialistas como Marcos Pablo Moloeznik, académico de la Universidad de Guadalajara, experto en seguridad nacional y seguridad pública, han propuesto acciones muy concretas para que los operativos den mejores resultados y por lo menos se reduzcan las amenazas contra la seguridad nacional. Y además revelan, como resultado de sus estudios y análisis, que están quedando en evidencia deficiencias y corrupción en el aparato de inteligencia del Estado mexicano.

El mismo investigador cuestiona que la estrategia se apoye en la demostración de fuerza, tanto por la participación del Ejército como por el incremento en el número de elementos en Seguridad y Defensa, que intervienen en las acciones contra el narcotráfico y la delincuencia organizada.

Propone además, que la lucha deje de ser indiscriminada y transite hacia una estrategia más selectiva. Y que se planifique tomando tiempo y espacio como base, es decir, definir un horizonte temporal y circunscribirse, decretando un estado de excepción (tarea que le corresponde al Legislativo), a las regiones en donde la delincuencia organizada y los narcotraficantes son más “virulentos”.

Ideas, llamadas de atención, pronunciamientos, estudios y análisis académicos, así como críticas, los ha habido y los hay, pero hasta el momento, y es lo preocupante, todas esas manifestaciones han sido ignoradas hasta hoy.

A la sociedad le toca exponer, alertar, manifestarse de alguna u otra manera, pero si no es atendida, si persiste la idea de que el gobernante sabe lo que se tiene que hacer y no escucha clamores, ignora esfuerzos académicos y experiencias en otros países, ahí sí, estamos inermes.

Para variar, el Gobierno federal, empeñado como está en ganar la guerra contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, podría poner atención y tomar en cuenta a la sociedad que tiene mucho qué decir y también quiere recuperar espacios y vivir tranquila.

LAURA CASTRO GOLARTE / Periodista.
Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com