El dedo en la llaga

El Congreso del Estado conmemoró ayer, en sesión solemne, el aniversario 185 de la Declaración de Jalisco como Estado Libre y Soberano, evento al que acudieron los titulares de los poderes Ejecutivo y Judicial, así como de organismos públicos y representantes de la sociedad. Ahí, el presidente del recinto, diputado Enrique Alfaro Ramírez, pronunció un discurso en el que puso de manifiesto el preocupante descrédito que han alcanzado los tres poderes y los ayuntamientos, e hizo un llamado a fortalecer las relaciones institucionales y orientar esfuerzos que enmarquen el futuro de la Entidad.

Las palabras de Alfaro Ramírez convirtieron la efemérides en un señalamiento puntual de la situación política por la que atraviesa el Estado, y una llamada de atención sobre lo que se necesita de cara al futuro y lo que la sociedad espera de quienes manejan los destinos de Jalisco. Fue un discurso fuerte, profundo; el presidente del Congreso local puso el dedo en la llaga, cuando señaló que se deben atender las demandas ciudadanas que piden que se dirijan en el marco legal con responsabilidad política y moral, dejando de actuar como representantes de grupos de interés o como mercenarios sin ética.

Hizo una amplia relatoría histórica del nacimiento de Jalisco como Estado libre y soberano, de su importancia en el contexto nacional y de su aportación invaluable en la construcción institucional del país, lo cual, dijo, “contrasta tristemente con la actualidad de nuestras instituciones”, y fue entonces cuando hizo un llamado: “No podría haber mejor ocasión, señor gobernador, señor magistrado, compañeros legisladores, para asumir todos, reitero: todos, que el descrédito de los poderes públicos ha alcanzado un nivel preocupante. Las acusaciones y las críticas que pesan sobre el Gobierno del Estado, sobre el Poder Judicial, sobre los ayuntamientos y, por supuesto, sobre el Congreso, son producto de nuestra incapacidad para entender que nuestro actuar está lejos de honrar la firmeza ideológica, el talento, la visión, las convicciones y la inteligencia de quienes iniciaron la construcción de Jalisco”.

Y remató: “El desencanto de los ciudadanos en cuanto a los asuntos públicos, no es otra cosa que el desprecio por las prácticas y comportamientos que ofenden a cualquiera que aspire a tener instituciones eficientes, transparentes y honestas. Nada ganamos con esconder la realidad disfrazándola con actos mediáticos. Los tropiezos del Gobierno pueden ser buenas noticias para algunos intereses mezquinos, pero no hay que olvidar que en este tipo de derrotas perdemos todos. Por eso urgen grandes alianzas de facto para corresponsabilizarnos del futuro de Jalisco”.

Discursos como el pronunciado ayer por el diputado Enrique Alfaro no deben quedar sólo en palabras. El mensaje ha sido claro, y ojalá sea tomado en cuenta, porque Jalisco necesita que quienes llevan las riendas desde los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial actúen de manera responsable, velando por el bienestar de la sociedad y dejando de lado intereses personales o de grupo.