| Cuando la perra es brava… Por: EL INFORMADOR 14 de diciembre de 2009 - 23:00 hs Entre quedarse con la codiciada delegación de Iztapalapa y aparecer hacia afuera como un político autónomo e independiente, o pelearse desde ahora con Andrés Manuel López Obrador y abollar al recién nacido DIA (Diálogo por la Reconstrucción de México, Marcelo Ebrard decidió no abrir en este momento una confrontación con el tabasqueño ni dañar al nuevo frente de partidos de izquierda que él mismo impulsó a través de Manuel Camacho. Aparecer como un jefe de Gobierno supeditado a los designios de López Obrador, como un subalterno de su antecesor en el cargo al proponer a Clara Brugada, fue un costo que Ebrard midió; la críticas, por fuertes que fueran, dijeron sus asesores, se atenuarían y tenderían a diluirse con el periodo vacacional que está por comenzar. Calcularon Marcelo y sus estrategas el costo de las críticas y cuestionamientos externos, pero lo que no previeron —y hoy les tiene molestos y dolidos— fueron los ataques desde adentro, el fuego amigo que hoy les quema. Las huestes lopezobradoristas reclaman en el Palacio del Ayuntamiento, fueron las primeras en salir a foros de internet y redes sociales a hacer alarde del “gran poder” de López Obrador que mostró la decisión de Ebrard. A la oleada de críticas que ya recibía desde afuera Marcelo, se sumaron seguidores del tabasqueño, como Federico Arreola, que se dedicaron a esparcir por la red que con la designación de Brugada como delegada sustituta, se demostraba la gran fuerza que mantiene López Obrador en la ciudad, por encima del jefe de Gobierno. Es decir, que mientras para Marcelo Ebrard proponer a Brugada fue una decisión “por la gobernabilidad de Iztapalapa” y para mantener la unidad del DIA, los lopezobradoristas vieron la oportunidad de reverdecer sus laureles en la ciudad, a costa del jefe de Gobierno. Tal vez Marcelo pecó de ingenuo: aunque evitó el pleito con Andrés Manuel y mantuvo intacto al flamante DIA, no logró evitar dañar su imagen ante sus gobernados. NOTAS INDISCRETAS... Hablando de decisiones costosas, el nombramiento de Ernesto Cordero como secretario de Hacienda no sólo le cuesta al Presidente Calderón, sino al país. Las bajas en calificaciones del grado de inversión de México, por S&P y probablemente de Moody´s, son un reflejo de lo mal que cayó en los círculos financieros la designación. Ya le habían advertido al Presidente, antes de su designación, que Cordero no era bien visto en Wall Street, pero la terquedad y el amiguismo pesó más… Otros que también están molestos con el nuevo titular de Hacienda son los priistas. El artículo que ayer publicó Beatriz Paredes en las páginas de El Universal, donde cuestiona la designación de Cordero, fue producto de la presión de gobernadores y líderes parlamentarios que pidieron a la dirigente priista fijar públicamente el rechazo del PRI. La molestia y desconfianza de los priistas es que Cordero, por su cercanía y militancia panista, se niegue a cumplir los acuerdos que hizo con ellos Carstens en el reparto de los recursos del presupuesto 2010. Y van a torpedear al nuevo secretario… Los dados se preparan para las posadas. Escalera doble. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones